El aloe es una de esas plantas que prácticamente no necesita presentación. Ha sido empleada en medicina, cosmética y hasta en la gastronomía, desde tiempos inmemoriales y por parte de innumerables civilizaciones. De hecho, además de como aloe, se la conoce por otras denominaciones como acíbar o sábila. A día de hoy es uno de los ingredientes estrella de la cosmética BIO.
El aloe es una planta versátil
Según donde crezca, el Aloe puede ser una pequeña planta o un arbusto de varios metros de altura, como los que pueden encontrarse en Madagascar o en Canarias. En todo caso, esta planta, de las llamadas “suculentas”, tiene unas características hojas carnosas de color verde brillante, con una capa exterior cerosa y agudas puntas en los bordes.
Existen varias especies diferentes de aloe (más de 500), que pertenecen a la familia de las liliáceas. Se cree que son originarias de la Isla de Madagascar, áfrica y oriente medio, pero a día de hoy proliferan en todas partes del mundo, dado que es una planta fuerte, que puede llegar a crecer a partir de una hoja o de pequeñas plántulas.
Los mil componentes del aloe
Muchos animales parecen conocer sus poderes curativos, ya que suelen tomar su zumo o frotarse contra su savia. Los humanos la emplean en medicina, cosmética ecológica y hasta en gastronomía, porque contiene innumerables elementos que hasta ahora no se han encontrado juntos, en ninguna otra especie vegetal.
Entre los principios activos del Aloe Vera encontramos: aloe-emodina, aloína, esteroles vegetales como campesterol y beta-sitosterol, además de aminoácidos, polisacáridos, ácidos grasos (ácido linoleico, ácido octanoico o caprílico y ácido mirístico) y varios minerales: calcio, magnesio, sodio, cobre, hierro, selenio y cromo.
La cantidad de vitaminas y antioxidantes que posee el Aloe es realmente impresionante: Vitamina A, Vitamina E, Vitamina PP o B3, Vitamina C, ácido pantoténico, cobalamina, riboflavina, piridoxina, biotina, tiamina y ácido fólico. También aporta fibra vegetal de alta calidad.
El Aloe en la cosmética ecológica
El Aloe se emplea como agente cosmético desde hace milenios y a día de hoy se lo puede hallar como integrante principal o secundario, en cientos de preparaciones, geles, jabones, ungüentos, cremas, exfoliantes, acondicionadores para el cabello, lociones corporales, pastas de dientes, mascarillas faciales, champús y mucho más. Su empleo es ideal para quienes quieren llevar una vida saludable.
El aloe sigue siendo uno de los ingredientes más reconocibles y eficaces en las preparaciones de la cosmética ecológica, puesto tiene benéficos efectos sobre la piel, el cabello, las uñas y cuando se ingiere, completa desde dentro la acción tópica.
Un regalo para la piel
Cuando la piel está dañada, aplicar aloe es una de las maneras más efectivas de ayudar al restablecimiento y recuperación de todas las capas cutáneas. Esta planta será eficaz ya sea que se hayan sufrido rozaduras, quemaduras solares o de cualquier tipo, ulceraciones, eccemas, etc. Sus componentes apoyan la formación de fibroblastos y de colágeno, que son elementos vitales para la curación y cicatrización de las heridas.
Además, tiene agentes bactericidas, bacteriostáticas, antivirales y anti fúngicas y por su alto contenido de anti-prostaglandinas tiene poderosos efectos antiinflamatorios, es antialérgico y alérgeno. Los productos de cosmética ecológica a base de aloe, en general, pueden aplicarse a todo tipo de pieles, no importa ni la contextura, el grado de sensibilidad o el contenido de melanina de la misma (que es el pigmento que da el color a la dermis).
El aloe como componente de la cosmética BIO puede encontrarse en las más variadas proporciones y en una amplia gama de productos, ya sea para la piel de todo el cuerpo, la de la cara, las uñas y el cabello. Además de sus propiedades curativas, resulta un agente hidratante de gran potencia y eficacia. Y se usa como ingrediente de tinturas, champús, cremas, bálsamos y mucho más.