El 14 de febrero es el Día Mundial de la Energía. ‘El Periódico Verde’ quiere aportar su granito de arena a dicha celebración, resaltando el valor de las energías renovables.
El objetivo de esta fecha es que la población mundial reflexione acerca de lo importante que resulta la energía, para la existencia de los seres humanos y poner el mayor de los énfasis en que, las fuentes deben dejar de ser contaminantes y que la matriz energética global debe depender cada vez más de las energías renovables, también llamadas energías verdes.
La energía renovable es aquella que se deriva de la explotación de recursos naturales, que no resultan ni agotables ni finitos. Cualquiera de sus formas es una alternativa más viable para que se abandone la dependencia de los combustibles de origen fósil y se produzca energía, sin que ello ocasione daños medioambientales.
La energía solar se obtiene capturando la energía radiante del Sol, para luego convertirla en diferentes tipos de energía: calorífica y eléctrica. La primera se emplea para calentar agua u otros elementos y la segunda se envía directamente a los consumidores, mediante las redes de distribución.
Funcionalmente, la energía solar resulta prácticamente infinita puesto que, la vida útil de la estrella se calcula que será de al menos de cinco mil años más. Con las tecnologías adecuadas que permitan que se aproveche esta fuente de forma cada vez más eficiente, el suministro de energía solar podría ser la solución energética que el mundo necesita.
La innovación al servicio de la energía solar es uno de los sectores tecnológicos de los que se espera tengan mayor crecimiento en los próximos años, con el fin de que, ante la inminencia del agotamiento de los yacimientos fósiles, la luz solar se convierta en uno de los motores energéticos del mundo, con costos sensiblemente más económicos y sin contaminación.
Es la que depende del viento para producir energía, mediante el movimiento de las enormes aspas de los aerogeneradores, que se suelen agrupar en los llamados Parques eólicos. Estos se sitúan estratégicamente en los lugares donde se capta mejor esta fuerza de la naturaleza, que se origina por cambios de temperatura en el aire, por lo que técnicamente, también es una forma de energía solar.
Además de estas grandes instalaciones que se pueden erigir en tierra y mar, hay turbinas de menor tamaño, que pueden ser soluciones complementarias tanto familiares como industriales y comerciales, de otras formas de energía preexistentes. Este tipo de explotación de la energía eólica es inocua para el medio ambiente y requiere de mano de obra especializada, por lo que es una excelente manera de generar empleos verdes.
Es la explotación del movimiento de las aguas, con el fin de que, al pasar por unas turbinas y luego por unos transformadores, su fuerza potencial acabe siendo electricidad. Las represas hidroeléctricas son enormes construcciones, que canalizan el agua y la dirigen hacia los sistemas de producción energética.
La energía hidroeléctrica resulta muy eficiente y versátil. De hecho, existen vestigios de este tipo de sistemas de generación energética desde tiempos muy antiguos, cuando se empleaban enormes ruedas movidas por agua para moler grano. Las represas también se construyen a diferentes escalas y dan soluciones energéticas funcionales y casi personalizadas. Su única limitación es que, su construcción puede tener consecuencias medioambientales y ecológicas.
Se le llama calor geotérmico, al que está atrapado bajo la corteza terrestre desde la conformación del Planeta. Su origen está en la desintegración radiactiva de ciertos elementos y en el enfriamiento paulatino de la superficie. Cuando un geiser explota o un volcán erupciona, este calor se libera de golpe. Los sistemas de explotación de la energía geotérmica aprovechan este calor para evaporar agua y emplean ese vapor para mover turbinas.
Si bien su aprovechamiento es muy efectivo, con altos índices de eficiencia y bajos costos de producción (una vez instalados los sistemas básicos), además de que es casi infinita porque el calor se repone de manera natural, el mayor inconveniente que tiene esta fuente es que no resulta fácil explotarla en todos sitios.
El agua de océanos y mares puede explotarse de varias formas: la térmica, que consiste en aprovechar las temperaturas de las aguas más cálidas para que mediante diferentes sistemas, se genere electricidad y la mecánica, que es la que utiliza el movimiento de las olas o de las mareas para producir energía undimotriz y mareomotriz respectivamente.
Estas formas de explotación energética tienen la gran ventaja de la predictibilidad, especialmente la mareomotriz, ya que se sabe exactamente cuándo será el cambio de cada marea. Por ello, el potencial de esta fuente de energías renovables es enorme, pero aún se necesita mucha investigación para hacerla más redituable.
La materia orgánica en forma de maderas, restos de podas, desechos agrícolas, etc. conforma un material llamado biomasa, con el que se puede producir bioenergía, de muy diferentes maneras. Las chimeneas de los hogares que funcionan con leña o las estufas que emplean pellets, son buenos ejemplos de este tipo de fuente energética.
Además de quemar la biomasa y generar calor, también se pueden aprovechar los gases que se generan. cuando la materia orgánica se descompone, para ello se usan tanques de descomposición en los que funcionan sistemas de captura de metano, que también puede recogerse de los vertederos.
Por Sandra MG de ‘El Periódico Verde’
Solamente agregar a éste buen artículo, que del mar, se pueden extraer conjuntamente o de forma híbrida energías que se complementan, con lo que su extracción conjunta resulta mucho más rentable. Si bien los costos de instalación y mantenimiento aumentan, siendo una energía limpia en ambos casos, la producción y transformación en energía eléctrica se multiplica. Consiguiendo con ello una mayor rentabilidad y la posibilidad de mayor cantidad de almacenamiento en horas de menor demanda.
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Oscar Rivera Luna - lunes 15 feb 2021
La humanidad debe modificar su sistema energético global en 9 años, para evitar mayor caos climático, mayores amenazas a la supervivencia de las especies. Es necesario abandonar gradualmente pero rápido los combustibles fósiles que a pesar de la pandemia y la quietud de millones de vehículos y decenas de miles de aviones causaron con sus emisiones de GEI el año más caluroso del planeta en 2020 y causan la locura de nevadas, huracanes, tornados, deshielo de glaciares, emisiones de metano del permafrost, muerte de arrecifes coralinos, incendios forestales casi incontrolables, proliferación de virus mutantes, bacterias resistentes a los antibióticos y plagas devastadoras ... que vivimos y sufrimos en todo el planeta