Desastre del Rana Plaza: 10 años después. El 24 de abril de 2013, en la ciudad de Dhaka, Bangladesh se derrumbó el edificio Rana Plaza, donde funcionaban cinco fábricas de ropa, en las que su personal trabajaba en las peores condiciones laborales y con sueldos de miseria, confeccionando prendas para las más prestigiosas y reconocidas marcas internacionales (como Primark, Benetton, Mango o Inditex).
Una tragedia que destapó otra
La cifra de víctimas mortales superó las 1130. Y más de 2500 personas resultaron heridas. Esta tragedia, considerada de las más terribles de la industria textil mundial, dejó en evidencia que, en Bangladesh las condiciones laborales del sector son pésimas. Y que los trabajadores carecen de las mínimas medidas de seguridad.
Otra realidad que quedó patente es que, mucha de la ropa de marca que se consume en los países ricos se fabrica en lugares como el Rana Plaza. Y la confeccionan personas que ganan una miseria por cada prenda, viven y trabajan en la más absoluta precariedad y prácticamente no tienen ningún derecho.
Miles de mujeres y niños cortan, cosen, pegan y embalan durante 14 o 16 horas, cobrando algunos de los salarios más paupérrimos del mundo. Y expuestos a todo tipo de accidentes laborales, porque es común que lo hagan en edificios ruinosos. Las marcas de moda son cómplices de estas situaciones que conocen perfectamente y toleran, porque gracias a ellas obtienen sustanciosos beneficios. Y hasta hace nada nos las vendían como verdes, pero hace apenas unas semanas comenzó el adiós definitivo al greenwashing de la moda.
¿Qué puedes hacer?
Lo primero es asumir que por una u otra razón el negocio de la moda sigue teniendo de rehenes a los más pobres del mundo. Y que lo hace para que los más ricos usen prendas que lucen una marca que se supone debe dar prestigio y relumbre a quien la lleva. Pero que en realidad solo hace que cada comprador (muchas veces sin saberlo) contribuya a que todo siga igual.
Los consumidores pueden hacer la diferencia comprando ropa de colecciones de moda sostenible. Pero además es necesario cortar la vorágine de las modas efímeras del tipo “use y tire” rehusando adquirirlas. También es posible elegir marcas responsables que no empleen mano de obra casi esclava. Utilizar la vestimenta por más de una temporada. Donar lo que no se use y/o reformar las prendas para darles una mayor vida útil. Desastre del Rana Plaza: 10 años después.