Se trata de una iniciativa que ha apostado de lleno por la rehabilitación y dinamización de un área geográfica conocida como “Cancelada”, situada en una zona próxima a Os Ancares (Lugo).
Ante los micrófonos de Radio Voz, y en el marco del programa de educación ambiental «Ecovoz», Antonio Álvarez, presidente de la Asociación “Castaño y Nogal”, dio a conocer las particularidades de un proyecto, singular y único, que ya cuenta con seguidores de los cuatro continentes.
Se trata de una iniciativa que ha apostado de lleno por la rehabilitación y dinamización de un área geográfica conocida como “Cancelada”, situada en una zona próxima a Os Ancares (Lugo), y que hace una década se encontraba en una precaria situación de despoblación y abandono del bosque, con antiguos caminos rurales y senderos de pastoreo.
La ausencia de jóvenes y el cierre de la única escuela en la zona precipitó un progresivo deterioro que encontró su tabla de salvación em un proyecto internacional que fue bendecido por la SCI (Servicio Civil Internacional), una organización con delegación en Madrid que tiene por objeto la promoción activa de la paz a través de la protección medioambiental y el desarrollo global sostenible.
El cuidado del medio ambiente: una causa noble
De esta forma, se decidió acometer la construcción del sendero y rehabilitar antiguos caminos de carro y tramos de pastoreo. El desarrollo del proyecto, que requirió de tres años de trabajo, contó con la inestimable colaboración de distintos grupos de voluntarios de más de diez países y pertenecientes a los cuatro continentes. No obstante, tal y como manifestó Álvarez, lo complejo no es la propia construcción del sendero, sino su conservación y mantenimiento en el tiempo.
La experiencia, que aglutinó una lluvia de solidaridad procedente de distintos puntos del mundo, es definida por el presidente de la asociación como la “vertebración de energías positivas por una causa noble como es la protección y cuidado del medio ambiente”. Pero su reflexión va más allá, trascendiendo al ámbito puramente humano y social: “en una zona de emigración, el hecho de que vengan a ayudar a desbrozar voluntarios de otros países, constituye todo un hito histórico que no debe pasar desapercibido”.
El proyecto sigue su curso, habiendo abordado ya la novena edición, en la que se intentan introducir una serie de mejoras a fin de conservar elementos interesantes de la ruta tales como viejos molinos y minicentrales hidroeléctricas, entre otros. Se trata, en todo caso, de preservar la mayor riqueza de Galicia, que es precisamente su patrimonio natural.
Además, abundó en el hecho de que el turismo de naturaleza puede ser una magnífica fuente de crecimiento y progreso, de ahí la necesidad de conservar el entorno, promover su atractivo y combatir el feísmo. Además, la labor efectuada por la asociación ha posibilitado que, a lo largo de estos años, se hayan rehabilitado viviendas situadas a lo largo del sendero.
Explicó también el presidente de la asociación que, en el marco de los campos de voluntarios, promocionan distintos talleres entre los que cabría destacar los propios de elaboración de menús gastronómicos artesanales, contribuyendo de esta forma a conocer la autenticidad de la vida rural.