Mientras esto sucede, un tercio de los alimentos que se producen en el mundo para el consumo humano acaban desaprovechados y nunca llegan al plato del consumidor.
La reducción del desperdicio alimentario contribuiría a mejorar el acceso de poblaciones con bajos recursos a alimentos nutritivos y saludables. Así se recoge en un documento redactado por el Panel Mundial sobre Agricultura y Sistemas Alimentarios para la Nutrición, en colaboración con la FAO. En el mismo se abunda en que las dietas inadecuadas suponen una seria amenaza para la salud pública, mayor que la malaria, el sarampión o la tuberculosis.
Mientras esto sucede, un tercio de los alimentos que se producen en el mundo para el consumo humano acaban desaprovechados y nunca llegan al plato del consumidor. Productos tales como frutas, hortalizas, semillas, frutos secos, lácteos, carnes, pescados y mariscos son ricos en nutrientes, pero también muy perecederos. Esto hace que cada año se pierdan la mitad de todas las frutas y hortalizas y, en torno a la 25% de toda la carne producida, el equivalente a 75 millones de vacas.
Mientras que en los países de bajos ingresos, los alimentos se desechan fundamentalmente durante las fases de recolección, almacenamiento, procesado y transporte, en los de altos ingresos el problema reside en el desperdicio a nivel del comercio minorista y los consumidores. Cabe señalar asimismo que, si bien a nivel mundial la agricultura produce un 22% más de vitamina A de la que necesitamos, lo cierto es que, debido al desperdicio alimentario, la cantidad disponible de esta vitamina es un 11% inferior a la necesaria. Por otra parte, el impacto económico de este fenómeno es muy cuantioso.
Se estima que el valor de los alimentos perdidos o desperdiciados cada año a nivel mundial es de 1 billón de dólares estadounidenses. En este marco, el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, ha manifestado la necesidad de poner en marcha sistemas alimentarios que aumenten la disponibilidad, asequibilidad y consumo de alimentos frescos y ricos en nutrientes para todos, debiendo adoptar medidas para reducir las pérdidas durante todo el sistema alimentario.
Entre éstas, educar a las partes interesadas, prestar atención a los alimentos perecederos, mejorar las infraestructuras públicas y privadas, fomentar la innovación y paliar el déficit de datos y conocimientos en la materia. Por su parte, el profesor Srinath K. Reddy, Presidente de la Fundación para la Salud Pública de la India, sostiene que las medidas normativas del Panel Mundial vienen a demostrar que la reducción de la pérdidas y el desperdicio alimentarios podría desempeñar un papel clave en la mejora de las dietas de 3.000 millones de personas en el mundo, calificadas a día de hoy como deficientes e inadecuadas.
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