La empresa Greene Waste To Energy ha iniciado una nueva línea de negocio dirigida a producir combustible para el sector naviero a partir de residuos.
Los ingenieros de la compañía están realizando pruebas de rendimiento para implantar esta fórmula en sus futuros proyectos, que consistiría en la aplicación de su tecnología para la obtención de aceites pirolíticos a partir de las fracciones rechazo de Residuos Sólidos Urbanos (RSU), industriales (RSI), plásticos y biomasa.
Hasta ahora, la tecnología de Greene se había aplicado a la obtención de energía térmica, eléctrica y productos de valor añadido como metanol o biogás. Esto se conseguía gracias a un proceso de gasificación de los residuos, convirtiéndolos en syngas a través de un proceso de termo conversión que no genera emisiones contaminantes. Sin embargo, los técnicos de la compañía han iniciado las pruebas de una nueva alternativa también sostenible y rentable, que consiste en la utilización de distintos residuos para la producción de aceite pirolítico.
El aceite pirolítico, también conocido como biocrudo, bioaceite o green oil, es un combustible de origen renovable. Entre sus principales aplicaciones se encuentra su utilización como ‘bunker’, que es carburante aplicado al sector naviero, aceites refinados para su aplicación como diésel o biocombustibles para la producción de energía eléctrica o térmica en un entorno de autoconsumo.
Según las estimaciones de Greene, en una planta donde se tratasen 100.000 toneladas de residuos al año (el vertedero de Alicante recibió 200.000 toneladas de residuos en 2018), se podrían producir 60.000 toneladas de aceite pirolítico para el consumo del sector naviero.
Greene es una empresa que nace en 2011 de la iniciativa de cuatro emprendedores de Elche, químicos, y que en la actualidad cuenta con más de 35 empleados y el respaldo inversor de Moira Capital.
La empresa ofrece al mercado una tecnología madura, eficiente, a costes de inversión muy competitivos y que da respuesta a las necesidades de gestionar y eliminar residuos en diferentes áreas como son los residuos sólidos urbanos (RSU), residuos industriales, biomasas y fangos de tratamientos de aguas con costes de gestión del residuo y consumos energéticos (calor y electricidad) elevados que quieren reducir la dependencia del petróleo y sus derivados.
Las plantas de Greene permiten eliminar los residuos, lograr la generación de energía y, como resultado del proceso de gasificación que realiza, produce una ceniza inerte que se puede aplicar en diversos usos en obra civil.
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