Según la Agencia Medioambiental Europea, el ruido causa unas 16.600 muertes prematuras al año en Europa, casi 32 millones de adultos sufren de estrés y otros 13 millones sufren problemas relacionados con el sueño.
Muchas veces, cuando se trata el tema de la contaminación acústica, lo relacionamos con el tráfico de las grandes ciudades, no con la Naturaleza.
Sin embargo, existen áreas naturales en las que el nivel del ruido se multiplica por diez por la acción del hombre. La revista Science ha publicado un estudio de la Universidad de Colorado donde se revela que el 63% de las áreas protegidas en Estados Unidos registra ruidos de origen humano, duplicando el volumen de los sonidos de la Naturaleza.
Rachel Buxton, autora de la investigación, afirma que “el impacto de la contaminación acústica sobre los ecosistemas se ha subestimado debido a la falta de concienciación”.
El ruido se suele considerar un problema urbano, pero también tiene efectos negativos sobre la Naturaleza, donde “altera la distribución y el comportamiento de especies clave lo que puede tener efectos en cascada sobre la integridad de los ecosistemas”.
¿A qué se refiere con esto? Por ejemplo, estos efectos los sufren algunas plantas, que pese a no percibir el sonido son víctimas colaterales de la contaminación acústica.
El ruido afecta primero a los animales, asustándolos, o bien interfiriendo en su capacidad de oír a las presas o a los depredadores, alterando de manera directa a su capacidad de supervivencia. Y esto, a su vez, tiene su efecto en los ecosistemas de plantas.
Aunque todavía no se han realizado estudios exhaustivos en otros países, diversos biólogos españoles han informado de que la contaminación acústica también es común en los espacios naturales de España y en el resto de Europa.
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