Los ecosistemas, las especies que los habitan y sus estructuras genéticas producen servicios que mantienen la vida en la Tierra, regulan el clima, la calidad del aire y del agua y nos proporcionan alimentos, fibras, energía, medicinas, disfrute y otros recursos esenciales y estratégicos para la prosperidad económica, la seguridad, la salud y el bienestar de la sociedad.
El creciente reconocimiento de este hecho, junto con el convencimiento de que un proyecto de las características de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de España (EME) tendería puentes entre el conocimiento científico en varias disciplinas y la toma de decisiones, ha promovido el apoyo del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, a través de la Fundación Biodiversidad, a esta iniciativa.
En el transcurso de este tiempo y desde el inicio del proyecto, se han asumido, en el ámbito de los acuerdos multilaterales medioambientales, así como en el contexto de la política medioambiental de la Unión Europea, distintos compromisos y obligaciones relacionados con la evaluación de los ecosistemas, la valoración de sus servicios o la integración de la biodiversidad en la toma de decisiones de otras políticas sectoriales.
Así, la línea de trabajo de EME, sus resultados y su futura trayectoria, proporcionan respuestas y allanan el camino hacia el cumplimiento de estas obligaciones y compromisos adquiridos. Por ello, constituye una enorme satisfacción poner en valor el trabajo realizado en el contexto de EME, difundir la experiencia española y, en definitiva, convertir a España en punto de referencia para las iniciativas de muchos otros países .
Es interesante apreciar cómo la evidencia de estos vínculos entre biodiversidad, desarrollo y bienestar, genera progresivamente cambios de actitud y facilita nuevas formas de diálogo con algunos de nuestros interlocutores, en especial del sector privado. Pese a ello, uno de los mayores retos consiste aún en elevar el conocimiento y la conciencia en las personas sobre la importancia de conservar nuestro rico capital natural.
La preservación de nuestros recursos naturales es responsabilidad de todos, y de ahí, nuestra obligación de comunicar, de manera accesible para la sociedad y con ejemplos cercanos, la necesidad de conservar para lograr un desarrollo más armónico.
Desde esta perspectiva, es relevante avanzar, durante esta fase de EME, en la valoración de los servicios de los ecosistemas, partiendo de la base de que no todos los valores de la biodiversidad pueden calcularse con los métodos actuales. Se estima necesario, por ello, explorar la valoración, como una herramienta más al servicio de una mejor gestión de la conservación de la biodiversidad y de la integración de políticas, que permita entender, trasmitir de manera comprensible y dar visibilidad a estos vínculos para los gestores, los sectores, las empresas y la propia sociedad.