El “glaciar del fin del mundo” podría inundar gran parte del planeta

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Por HoyECO
Publicado el: 26 de diciembre de 2025 a las 06:00
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Borde de un glaciar derritiéndose sobre el océano en una región polar

El llamado Glaciar del Juicio Final (Thwaites), en la Antártida Occidental, muestra señales cada vez más claras de debilitamiento estructural en su plataforma de hielo oriental, una pieza clave que hoy actúa como “freno” natural del flujo de hielo hacia el océano. Un trabajo liderado por la Universidad de Manitoba ha reconstruido, con datos satelitales entre 2002 y 2022, cómo las grietas se han multiplicado y reorganizado hasta activar un mecanismo que preocupa especialmente a los glaciólogos (un bucle de retroalimentación que acelera la inestabilidad).

El hallazgo central es que el deterioro no avanza de forma lineal. En las dos últimas décadas, la longitud total de fracturas en la zona crítica pasó de 165 kilómetros (2002) a 336 kilómetros (2021), mientras el tamaño medio de cada grieta bajó de 3,2 a 1,5 kilómetros, una señal típica de daño generalizado (muchas fisuras pequeñas suman más debilidad que unas pocas grandes).

La plataforma oriental de Thwaites estaba parcialmente estabilizada por un punto de anclaje en el extremo norte (una cresta del fondo oceánico que actuaba como apoyo). El estudio describe cómo, a medida que el sistema se fractura, esa zona pasa de ayudar a sostener la plataforma a concentrar tensiones que favorecen nuevas roturas, acelerando el proceso.

En términos físicos, lo preocupante no es solo que aparezcan grietas, sino el cambio de “régimen” (primero predominan fracturas largas alineadas con el flujo y después se extiende un mosaico de fisuras cortas transversales). Ese segundo patrón suele ser el que precede a una desintegración más rápida de las plataformas flotantes.

Un bucle que se alimenta solo grietas que aceleran el hielo y hielo rápido que abre más grietas

Los autores documentan un ciclo de retroalimentación que ya está funcionando: las grietas aceleran el flujo del hielo y ese aumento de velocidad genera nuevas grietas, ampliando el daño. Con instrumentación GPS instalada entre 2020 y 2022, el equipo observó cómo los cambios estructurales podían propagarse dentro de la plataforma a ritmos del orden de 55 kilómetros por año, un dato que sirve para calibrar modelos y anticipar escenarios.

Thwaites concentra atención global porque su pérdida de estabilidad no afecta solo a su propio hielo. Si el glaciar llegara a un escenario de colapso completo, su contribución potencial al nivel del mar se estima en torno a 65 centímetros. Además, es un “tapón” regional (su debilitamiento puede facilitar el drenaje de hielo de zonas cercanas de la Antártida Occidental).

Aun así, conviene subrayar el matiz que los especialistas repiten con frecuencia: la magnitud del impacto es clara, el calendario exacto no lo es. La incertidumbre está en el ritmo al que se reconfiguran las plataformas que hoy frenan el hielo y en cómo evolucionan océano y atmósfera en las próximas décadas.


HoyECO

Equipo editorial de ECOticias.com (El Periódico Verde), integrado por periodistas especializados en información ambiental: naturaleza y biodiversidad, energías renovables, emisiones de CO₂, cambio climático, sostenibilidad, gestión de residuos y reciclaje, alimentación ecológica y hábitos de vida saludable.

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