El polo norte magnético (el punto hacia el que tendería la aguja de una brújula) vuelve a cambiar de coordenadas oficiales. La actualización llega con la publicación del World Magnetic Model 2025 (WMM2025), elaborado por la NOAA estadounidense y el British Geological Survey (BGS), una herramienta que alimenta desde sistemas de navegación hasta correcciones geomagnéticas en plataformas digitales.
La clave no es que “se haya movido el planeta”, sino que cambia el patrón del campo magnético terrestre que se genera en el núcleo externo (una masa de metal fundido en movimiento). Por eso, el norte magnético no coincide con el norte geográfico y su posición puede desplazarse con el tiempo.
Lo que se actualiza no es solo un punto en el mapa, sino un conjunto de valores del campo magnético que permiten calcular la declinación magnética (la diferencia angular entre el norte verdadero y el norte magnético). Esa declinación es la que determina, por ejemplo, cuánto “se equivoca” una brújula si no se corrige, y es crítica en latitudes altas, donde pequeñas variaciones pueden amplificarse.
La nueva versión se publicó el 17 de diciembre de 2024 y estará vigente, si no hay anomalías, hasta finales de 2029. En paralelo, por primera vez se ha difundido también un modelo de alta resolución (WMMHR2025) pensado para detallar mejor las variaciones regionales del campo.
¿Por qué importa?
La mayor parte de la población nunca usa una brújula clásica, pero sí utiliza dispositivos que dependen del “rumbo” magnético. El WMM se integra en sistemas de navegación, actitud y guiado en aeronaves y buques, y también en sensores de orientación (magnetómetros) de móviles y equipos GNSS como el GPS, que combinan señales satelitales con referencias inerciales y magnéticas para estabilizar dirección y orientación.
En aviación, el efecto práctico más conocido aparece cuando cambian los valores de declinación lo suficiente como para justificar ajustes en procedimientos, cartas o incluso en la numeración de pistas (que se basa en el rumbo magnético aproximado). No es un cambio diario, pero sí un recordatorio de que la infraestructura de navegación no es estática y necesita recalibración periódica.
La narrativa de “carrera” del polo magnético se entiende mejor con dos ideas. Primera, el movimiento es real y se ha acelerado en periodos recientes, lo que obligó en el pasado a actualizaciones extraordinarias del modelo. Segunda, la publicación de WMM2025 refleja que el sistema sigue cambiando, aunque el objetivo de estos modelos es precisamente absorber esa variabilidad y traducirla a parámetros utilizables por la industria.
En este contexto, conviene separar el desplazamiento del polo del debate sobre una eventual inversión geomagnética (el intercambio de polos magnéticos), un fenómeno rarísimo en escala humana y que no se “diagnostica” por titulares, sino por patrones geofísicos a muy largo plazo. La propia divulgación científica insiste en que el polo magnético es dinámico por naturaleza, sin que eso implique un vuelco inminente.
Cómo comprobarlo con herramientas oficiales
Para quien quiera ver el impacto de forma tangible, hay dos recursos institucionales especialmente útiles. El primero es la página de la NOAA que centraliza el World Magnetic Model (WMM) y detalla su calendario de validez, uso y actualización. El segundo es la calculadora del British Geological Survey, que permite introducir coordenadas y fecha para obtener declinación y otros parámetros geomagnéticos con el modelo vigente.










