La Comisión Europea ha dado luz verde a una inversión de más de 600 millones de euros para desplegar nuevas infraestructuras de recarga y repostaje de combustibles alternativos en 70 proyectos repartidos por casi toda la Unión. El objetivo es claro: que coches, camiones, barcos y aviones puedan funcionar cada vez más con electricidad, hidrógeno u otros combustibles limpios, y menos con gasolina y gasóleo.
Detrás de estas cifras hay cosas muy concretas: más enchufes rápidos en autopistas, barcos que se conectan a la luz del puerto en lugar de tener el motor al ralentí y aeropuertos con vehículos de tierra eléctricos. Todo ello a lo largo de la gran “red de autopistas” europea del transporte, la red transeuropea de transporte, que conecta ciudades, puertos y aeropuertos desde Lisboa hasta Helsinki.
Más puntos de recarga y combustibles alternativos en la red europea
El dinero procede del Mecanismo “Conectar Europa” y se canaliza a través del Mecanismo de Infraestructura para Combustibles Alternativos, una herramienta pensada justo para esto: pagar la parte más cara de poner cargadores y surtidores limpios en los grandes corredores de transporte. En esta convocatoria se han seleccionado 70 proyectos en 24 países de la UE, centrados en carretera, mar, vías navegables interiores y aviación.
Según la Agencia Ejecutiva Europea de Clima, Infraestructuras y Medio Ambiente (CINEA), la inversión permitirá instalar más de mil puntos de recarga rápida para coches, unos dos mil para camiones y casi seiscientos cargadores de muy alta potencia, los que necesitan los vehículos pesados que vemos a diario en autopistas. También se financiarán 38 estaciones de hidrógeno y la electrificación de servicios en 16 aeropuertos europeos. No es poca cosa.
Puertos, aeropuertos y camiones: así se reparte el dinero
Los puertos salen especialmente bien parados: 24 recibirán fondos para instalar suministro eléctrico en muelle, modernizar sus operaciones y crear infraestructuras para abastecer con amoníaco y otros combustibles de bajas emisiones a los barcos. En la práctica, significa menos humos y ruido cuando atracan los buques, algo que se nota en los barrios portuarios donde mucha gente vive con las ventanillas cerradas por el olor.
En los aeropuertos, la ayuda se centrará en electrificar los vehículos que mueven maletas, remolcan aviones o trasladan a los pasajeros entre la terminal y el aparato. Son esos vehículos diésel que ahora mismo ves por la pista. Si pasan a ser eléctricos y se alimentan con una red reforzada, se reducen emisiones y también el aire cargado que respiran trabajadores y viajeros al pie del avión.
Un paso más hacia la movilidad de cero emisiones
Todo este despliegue encaja con nuevas normas europeas que obligan a que haya suficientes puntos de recarga y repostaje a lo largo de las principales rutas de transporte. Hablamos del reglamento sobre infraestructuras de combustibles alternativos, y de las normas ReFuelEU Aviation y FuelEU Maritime, que empujan a aerolíneas y navieras a usar combustibles más limpios. Sin enchufes ni surtidores adecuados, esas leyes se quedarían en papel mojado.
La propia CINEA recuerda que, con esta tanda, ya se han comprometido más de 2 500 millones de euros en proyectos de combustibles alternativos desde 2021, movilizando a su vez inversión privada. O dicho de otra forma: la UE paga una parte para que empresas de energía, operadores de autopistas, puertos y aeropuertos se animen a hacer el resto.
El dinero se agota, pero llegarán nuevas convocatorias
Hay un matiz importante: el fondo específico para esta línea de proyectos prácticamente se ha agotado y la Comisión ha decidido cancelar un tercer corte previsto en la convocatoria actual. A cambio, evaluará qué dinero puede “refluir” de proyectos anteriores y preparará un nuevo programa de trabajo y una futura convocatoria en los próximos meses. El reloj del clima va rápido y la política intenta seguirle el ritmo.
Mientras tanto, el comisario europeo de Transporte Sostenible y Turismo, Apostolos Tzitzikostas, insiste en que esta oleada de 70 proyectos debería hacer más fácil y accesible la movilidad de cero emisiones para la ciudadanía, desde quien se compra un coche eléctrico hasta quien vive cerca de un puerto. En gran medida, la idea es que enchufar el coche o ver un camión de hidrógeno deje de ser algo raro y pase a formar parte de la rutina.
El comunicado oficial ha sido publicado en la página de Movilidad y Transporte de la Comisión Europea.













