En la actualidad, el hombre ha emprendido obras que son retadoras ya que no terminan al culminarse, sino que requieren adicionales que pueden tardar años o toda la vida, como ejemplo tenemos las infraestructuras que requieren un mantenimiento constante. En esta línea te presentamos un aeropuerto que debía mantenerse en flotación, pero se está hundiendo a medida que pasa el tiempo.
Las islas artificiales de Japón: extendiendo el territorio
El país del sol naciente enfrenta grandes limitaciones de espacio por su tamaño y geografía montañosa, lo cual aunado a una creciente población, ha obligado a los gobernantes a buscar soluciones creativas para ampliar su territorio. La que más les ha dado resultado es la construcción de islas artificiales en sus bahías y áreas costeras donde funcionan con gran efectividad como centros urbanos que prestan todos los servicios.
Estas moles se ubican, como mínimo, a tres kilómetros de la costa y comienzan con colosales excavaciones en las montañas de la zona a fin de obtener el material para el relleno. Diariamente se vierten miles de metros cúbicos de roca y tierra en el fondo marino a la vez que se va compactando hasta conseguir una base sólida donde se apoyarán los pilotes que sostendrán las estructuras de la isla, como sería un aeropuerto o edificios residenciales.
El aeropuerto que se está hundiendo
A finales de la década de los años 70, Japón comenzó con un megaproyecto que era la construcción del Aeropuerto Internacional de Kansai el cual fue proyectado para descongestionar al de Osaka de su creciente tráfico. Esta decisión fue tomada porque no era posible ampliar esta terminal. Sin embargo, como fue construido sobre una isla artificial, se está hundiendo con el paso de los años.
De acuerdo al proyecto, esta infraestructura estaría apoyada sobre una isla artificial con una superficie de 15 hectáreas (los japoneses tuvieron cuidado de que los paneles solares colocados en el sitio no ocasionaran estos problemas). La isla en cuestión se construyó a cinco kilómetros de la bahía de Osaka, mar adentro, esto con el fin de evitar las consecuencias de la contaminación acústica ocasionada por el paso de los aviones.
Las obras iniciaron a finales del año 1987. Es de hacer notar que la topografía del área donde se asentaría la isla, su capa más superficial tiene un espesor de 20 metros, debajo de ella se encuentra otra compuesta por grava y arcilla dura que tiene un grosor de cientos de metros. Este terreno submarino cuando es sometido a presión, cede, situación de la que los japoneses estaban enterados. Los constructores instalaron unas columnas a fin de que la infraestructura no se hundiera.
Se trataba de unas piezas especiales especialmente diseñadas que utilizaban placas en su base que estaban hechas de metal para sostener la enorme mole del aeropuerto. Finalmente, en 1994 recibió su primer vuelo en su única pista y en 1996 se aprobó la construcción de una segunda pista, la que fue inaugurada en 2007. Durante todos estos años se han llevado a cabo trabajos de mejora y mantenimiento referidos a su flotabilidad.
¿Cómo está la megaconstrucción hoy en día?
Actualmente, el aeropuerto se hunde menos de 10 cm por año debido al nuevo sistema implementado que consiste en un mecanismo de drenaje donde se colocan columnas de arena en la capa de arcilla para que así el agua salga, permitiendo que ese material se endurezca. Se han colocado más de 900 000 de estos pilotes y, como están dando resultado, se seguirán instalando hasta que se detenga el hundimiento, así que le quedan muchos años de vida.
En conclusión, si bien el Aeropuerto Internacional de Kansai debía mantenerse a flote sobre la isla artificial en que fue construido, se está hundiendo con el paso de los años (pudiera ser más liviano como esta estructura que usa hidrógeno y que España propone al mundo). Sin embargo, una nueva estrategia parece estar dando resultado, la misma consiste en colocar pilotes de arena que dejan que el agua drene.