El fondo del mar está plagado de misterios —de hecho, lo conocemos menos que la superficie de la Luna—. ¿Qué podríamos encontrar allí abajo, donde ni siquiera llega la luz del sol? Un grupo de científicos ha impactado al mundo con una fuente de energía insólita: tiene vida, absorbe nuestra contaminación y captura luz solar. Es una novedad que llega con las olas, igual que este proyecto que tienen en el Cantábrico.
La inédita fuente de energía que hemos encontrado: está debajo del mar
Las algas son organismos fotosintéticos que viven en ambientes acuáticos y pueden convertir la energía solar en biomasa, absorbiendo dióxido de carbono en el proceso. En los últimos años, las algas han surgido como una prometedora fuente alternativa de energía renovable.
Diferentes especies de algas, tanto macroalgas como microalgas, tienen el potencial de utilizarse para producir biocombustibles como biodiesel, bioetanol y biometano. Además, se están desarrollando tecnologías para generar electricidad directamente a partir de estos seres vivos.
Cuando hablamos de cómo utilizarla, surgen numerosas posibilidades. Lo podemos hacer ya sea mediante su combustión o a través de sistemas biofotovoltaicos, que son los más respetuosos con el medioambiente (nadie querría ponerse a quemar sus residuos, mucho menos a nivel de mar).
No solo generan energía, también hacen esto con el planeta
Estos seres vivos realizan la fotosíntesis de forma similar a las plantas terrestres, absorbiendo dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y liberando oxígeno. Debido a su rápido crecimiento, absorben grandes cantidades de dióxido de carbono y, en menor medida, metano (que también profundiza en la capa de ozono).
Se estima que absorben aproximadamente la mitad del CO2 derivado de la actividad humana a nivel global cada año. Las marinas absorben entre 4 y 6 gigatoneladas de CO2 al año. A modo de comparación, la deforestación y los cambios en el uso del suelo producen emisiones de alrededor de 5 gigatoneladas de CO2.
La producción mundial de las marinas tiene el potencial de absorber cerca de 1,5 gigatoneladas de CO2 al año. Por lo tanto, el cultivo masivo podría contribuir significativamente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar el cambio climático.
La clave está en su potencial para absorber nuestra contaminación al reflejar la luz solar y descomponerse. Sin embargo, este proceso se puede replicar en laboratorio para potenciarlo. En este sentido, se podrían utilizar tanto en entornos controlados (laboratorios) como en otros integrados con el ambiente.
La otra alternativa que las algas han hecho posible: está en las carreteras
Las algas tienen un gran potencial para producir biocombustibles de manera sostenible. A través de procesos como la transesterificación, la pirólisis y la digestión anaeróbica, se pueden convertir los carbohidratos, lípidos y proteínas en biocombustibles como bioetanol, biodiésel y biogás.
El contenido de lípidos puede llegar hasta un 50 %, porcentaje mucho mayor que en los cultivos tradicionales usados para biocombustibles. Por ejemplo, la microalga Botryococcus braunii puede producir hasta 75 % de su peso seco en hidrocarburos que se pueden refinar en combustibles líquidos.
El biogás generado por digestión anaeróbica también tiene un alto contenido en metano, entre un 60 a 70 %, resultado superior al de residuos agrícolas tradicionales. Asimismo, tienen una tasa de producción de biomasa mayor, llegando a producir hasta 20 toneladas de biomasa seca por hectárea al año.
La simple idea de que las algas constituyan una fuente de energía nos deja algo claro: la naturaleza nos está proporcionando todo lo que necesitamos, con recursos renovables y cero contaminantes. Los océanos ocupan tres cuartas partes de nuestro planeta, ¿entiendes por qué necesitamos explorar todas las oportunidades que ofrece? De hecho, así lo están haciendo con este proyecto para generar electricidad en alta mar.











