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Amenazas a España y toda Europa desde Oriente Medio: Si no cambiamos el plan, actuarán

Por Luz V.
15 de noviembre de 2025
en Energía
Ciudad luminosa

Fuente: Hongbin/Unsplash

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Europa vuelve a atravesar un momento de inestabilidad.  Entre las tensiones internacionales, los cambios en la economía global y los cambios constantes del mercado energético se vuelve a poner en jaque la estabilidad del continente. Cada nueva crisis parece recordar lo mismo. La prosperidad europea depende, más de lo que se admite, de decisiones tomadas lejos de sus fronteras. Por fuera y por dentro del continente las tensiones se hacen cada vez más presentes y podrían cambiar por completo la estabilidad de la región.

Las intenciones no van de la mano del mercado

Las nuevas reglas que Europa intenta aplicar para garantizar un modelo productivo más limpio afectan a sus industrias locales y también a los países que le venden energía, materias primas o productos intermedios. La Directiva sobre Diligencia Debida de las Empresas en Materia de Sostenibilidad (CSDDD), aprobada en abril de 2024, exige a las grandes compañías que reduzcan los impactos ambientales y sociales a lo largo de toda su cadena de valor.

En un principio, se trata de una iniciativa coherente con los objetivos climáticos de todo el bloque. Pero su aplicación generó mucha incomodidad entre algunos de los aliados. La normativa prevé que habrán sanciones del 5% de la facturación global para las empresas que no cumplan. Aunque el Parlamento Europeo está evaluando suavizar la sanción, el mensaje que se transmite está claro. Europa quiere elevar sus estándares, incluso si eso genera incomodidad en quienes proveen de energía. Pero ¿qué consecuencias traerá esta decisión?

Qatar alza la vos y pone sus condiciones

El Ministro de Energía de Qatar, Saad al Kaabi, lanzó una amenaza que encendió todas las alarmas en Bruselas. Si la Unión Europea no modifica o cancela su nueva directiva ambiental, el país dejará de vender gas natural licuado al continente. Esto lo dijo con contundencia durante una conferencia internacional de petróleo. No se trata de una pequeña provocación. Qatar es el tercer mayor proveedor de gas natural licuado de Europa, con 10 millones de toneladas métricas exportadas solo el año pasado. Sin ese aporte, la estabilidad comenzará a tambalearse.

Al Kaabi considera que las exigencias de la UE son incompatibles con la realidad del sector. Esto lo resumió con una metáfora de lo más provocadora: «Es como si Toyota dejara de entregar coches». Para el ministro, las reglas europeas no afectan nada más al gas y al petróleo, sino a toda la lógica del comercio mundial.

Europa y España frente a un nuevo pulso energético

El mensaje de Qatar no llega en el mejor de los momentos. La Unión Europea intenta cerrar su dependencia de gas ruso, al mismo tiempo que refuerza la transición hacia energías más limpias. Pero, además, los países del Golfo siguen siendo proveedores esenciales. El problema es más que evidente. Europa habla de la descarbonización pero necesita el gas extranjero para mantener las luces encendidas.

España tiene seis plantas de regasificación y actúa como una de las principales puertas de entrada del gas licuado al continente. Su papel es esencial dentro del recorrido energético europeo y se sostiene con la llegada de gas por barco desde regiones como el Golfo Pérsico. Si esa fuente se interrumpe, los efectos se verán en todo el continente.

La advertencia de Qatar expone una de las mayores contradicciones del presente europeo. El continente quiere liderar la transición hacia las energías verdes pero sigue dependiendo de las viejas fuentes fósiles para sobrevivir. En ese equilibrio que es precario, cada nueva regulación o decisión ambiental se convierte en un posible punto de quiebre. Si la UE no logra encontrar el punto medio entre la sostenibilidad y la seguridad energética, Europa podría verse atrapada en su propias regulaciones.

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