En España ha ocurrido lo impensable: un apagón masivo que ha afectado gran parte del territorio. Este corte dejó sin electricidad aproximadamente a 60 millones de personas y a infraestructuras prioritarias como hospitales, telecomunicaciones, aeropuertos, sistemas de transportes masivos, etc. Entre las maniobras de emergencia están éstas que nos salvarán cuando todo se apague, pero… ¿y si no están?.
El reciente apagón: un aviso de lo que puede volver a España
El apagón sufrido por España hizo evidente la fragilidad del sistema eléctrico de la península, aunque sí es verdad lo que dicen respecto a la pérdida de 15 GW de la carga, el mismo tiene motivaciones más profundas. Hay muchas opiniones encontradas, entre ellas están los que defienden la energía nuclear y dicen que, de haber estado activas las plantas atómicas, podrían haber paliado el desastre.
Pero hay otras, entre las que se encuentra el portavoz del gobierno español, que manifiestan que, lejos de ayudar, agudizaron la situación puesto que, al estar apagadas, fue necesario el desvío de una cantidad importante de energía eléctrica para mantener la temperatura necesaria que necesitaban sus núcleos y así evitar su colapso por falta de refrigeración. Pero… ¿será esto verdad?. Veamos entonces.
Las centrales atómicas tienen un sistema de redundancia para el caso de que todo se apague
España ha implementado una estrategia para garantizar que el sistema de refrigeración mantenga a una temperatura óptima en el núcleo del sistema, en el momento en que se apaguen las centrales nucleares, concretamente las barras de combustible. La misma, además de soportar ausencia de la red eléctrica, también aguanta sismos, inundaciones, etc. Esta se llama “flex”.
El diminutivo de flexibilidad es un estándar en todo el mundo (aunque tienden a enredar más la paradoja de España respecto a esta energía). Esta manera de prevenir accidentes comienza por prever qué es lo que puede acontecer ante un escenario determinado que se presente de manera abrupta, luego se establecen unas normas y directrices de seguridad para enfrentarlas.
Y así minimizar sus efectos directos y colaterales cuidando la seguridad de los operadores. Pero también se presentan casos de accidentes para los que no hay previsión y que ponen en riesgo la refrigeración del reactor como son los apagones.
Para estos casos se han dispuesto en todas las centrales nucleares, equipos de generación eléctrica que son portátiles y con la suficiente potencia para mantener el sistema de refrigeración cuando todo se apague.. Estos equipos son de un diseño específico para mantener la temperatura del núcleo y las barras de combustible atómico.
Este equipamiento crítico se puede llevar de una planta a otra por helicóptero. También las hay en un almacén central en Madrid desde donde se pueden llevar a cualquiera de las centrales nucleares en territorio español cuando todo se apague, creando una redundancia muy efectiva.
Lo que pasaría si esta estrategia fallara y ya no estuvieran los equipos portátiles
De presentarse este crítico escenario y todo se apague, la temperatura se incrementaría y las barras de combustible se saldrían de su nivel de operación segura. Al subir este parámetro excesivamente, pueden llegar al punto de fusión y crear un accidente muy grave que incluye una explosión con liberación de material radiactivo muy contaminante que causaría serios daños a la salud humana y al ambiente por muchos años.
En resumen, el evento recién ocurrido en España demostró lo necesario que es mantener en funcionamiento las centrales nucleares (aunque podrían apagarlas y con este minirreactor podrían salvar la humanidad), no solo para paliar la situación, sino también para producir la electricidad que necesitan para mantener su temperatura y evitar un accidente nuclear que afecte a las personas y al ambiente cuando todo se apague.