Un ayuntamiento rumano envía a analizar el lodo de sus volcanes de barro y quiere convertir la zona en balneario

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Publicado el: 22 de diciembre de 2025 a las 09:55
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Volcanes de lodo y charcos de lodo burbujeante en un fenómeno geológico natural

El Ayuntamiento de Scorțoasa, en el condado rumano de Buzău, ha iniciado un paso poco vistoso pero decisivo para su futuro económico, que es mandar a analizar el lodo de los llamados volcanes de barro de la zona. La administración local ha solicitado al Instituto Nacional de Recuperación, Medicina Física y Balneoclimatología (INRMFB) un informe técnico que determine si ese material puede considerarse terapéutico, un requisito clave para aspirar al estatus de estación turística de interés local.

La iniciativa combina ciencia aplicada y política municipal. Por un lado, la alcaldía busca una etiqueta sanitaria y turística que, en la práctica, abre la puerta a inversión y a una narrativa de “destino de salud”. Por otro, el expediente obliga a un terreno más exigente, el de la evidencia (qué contiene el lodo, cómo se comporta, con qué garantías puede usarse), lejos de la intuición o de la tradición oral.

En la información difundida por medios rumanos se subraya que, hoy por hoy, el lodo no cuenta con un reconocimiento oficial como recurso terapéutico. En un primer set de pruebas citado por la prensa, se apunta que no existe un uso histórico consolidado como tratamiento, aunque los resultados físico químicos justificarían análisis más profundos. El matiz es importante porque evita vender certezas donde solo hay hipótesis.

Un paisaje “marciano” que también es una reserva con reglas

Los volcanes de barro no expulsan lava. Son formaciones vinculadas a gases naturales que ascienden desde profundidad, atraviesan capas de arcilla y agua subterránea y empujan a la superficie una mezcla que, al secarse, construye pequeños conos. Es un fenómeno geológico de apariencia espectacular y dinámica (lo que se ve hoy cambia con el tiempo y con la humedad).

Pero la postal turística tiene límites. La propia administración del condado recuerda que la reserva natural de Vulcanii Noroioși cierra en días de lluvia y establece condiciones de acceso (también hay tarifa de visita y restricciones como la entrada de mascotas). Esto coloca una línea roja para cualquier plan de “turismo de salud” que imagine grandes flujos de visitantes sin una gestión ambiental estricta.

El ayuntamiento, además, vincula su apuesta al desarrollo sostenible del entorno con proyectos de modernización de carreteras y despliegue de sistemas de agua y alcantarillado. La idea que desliza la administración es que

sin accesos, servicios básicos y ordenación, el relato terapéutico se queda en un eslogan.

En palabras de la fuente municipal citada por la prensa, la prioridad es “acceder a proyectos que aseguren el desarrollo de la localidad desde el punto de vista turístico y médico para poder obtener el estatus de balneario” (un objetivo que depende, en última instancia, de lo que certifiquen los análisis especializados).

Por qué el análisis importa más que la promoción

La tentación de convertir un recurso natural llamativo en reclamo de bienestar es antigua y rentable. En Europa hay ejemplos de territorios que han construido marca alrededor del agua mineral y los tratamientos balnearios, pero el salto de “curiosidad geológica” a “uso terapéutico” exige metodología, regulación y trazabilidad. En otras palabras, el lodo necesita un expediente, no una campaña.

Y hay un elemento adicional, que en el imaginario científico, los volcanes de lodo aparecen asociados a procesos geoquímicos de enorme interés (incluso en hipótesis sobre los orígenes de la vida en la Tierra). Eso no convierte automáticamente el lodo de Scorțoasa en un producto médico, pero sí explica por qué la validación debe ser rigurosa y pública.

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