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Si alguna vez te lo has preguntado, hoy te lo respondemos: Cómo funciona una central nuclear de fisión

Por Milagros P.
13 de noviembre de 2025
en Energía
Central nuclear de fisión

Fuente: Nicolás HIPPERT/Unsplash

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En un mundo que explora alternativas al combustible fósil y en pleno estallido de la IA, cuyos data centers acarrean una demanda que supera la red eléctrica, la energía nuclear parece ser el futuro. Su técnica más usada, la fisión nuclear, puede ser la llave para la propulsión a calor que resolvería los mayores inconvenientes para el desarrollo tecnológico. Pero, ¿en qué consiste? ¿Es verdad que está libre de riesgo de contaminación?

Un descubrimiento revolucionario

Hacia el siglo XIX, mientras los países comenzaban a disfrutar de las mieles del progreso industrial y tecnológico, la ciencia presenció el hallazgo de un material que cobraría protagonismo histórico: la radioactividad.

De la mano de Henri Becquerel y el célebre matrimonio Curie, fue develada al mundo la capacidad de materiales como el uranio y el radio de generar energía desde sus núcleos atómicos, dando cuenta de un potencial microscópico que permaneció en estado silencioso hasta entonces.

Su irrupción también acaparó la atención de los alemanes Lise Meitner y Otto Hahn, que profundizaron en su estudio y en 1938 descubrieron la fisión nuclear, técnica que permitió multiplicar la capacidad de generación de energía mediante el bombardeo de neutrones.

En  estas circunstancias, el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial catapultó innumerables investigaciones científicas orientadas a perfeccionar el armamento de los países más desarrollados, que buscaban castigar a los miembros del Eje, encabezados por Alemania.

Y, con la participación estelar de Robert Oppenheimer como titular del Proyecto Manhattan, Estados Unidos se hizo con una de las armas más potentes de la historia: las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, lanzadas sobre los pueblos japoneses en 1945.

Pese al horror desencadenado por el estallido y los enormes cuestionamientos morales que surgieron en torno al uso de estos desarrollos en el campo de batalla, la fisión nuclear se conservó como una herramienta científica preciada.

Y, en el siglo XXI, comenzó a estar al servicio del rescate ambiental y el voraz progreso tecnológico, por su reducida capacidad de contaminación en comparación con los combustibles tradicionales.

Un trabajo microscópico

A lo largo de las últimas décadas, el concepto de energía nuclear fue asociado a la imagen de enormes centrales, como aquella que es propiedad de Mr. Burns en Los Simpsons, y de las que mucho se desconoce respecto a su funcionamiento.

Presente en las naciones más prósperas, como EE.UU., China, Reino Unido, y protagonista de catástrofes como la de Chernóbil, ¿qué se hace dentro de una central nuclear? Para aproximarnos a ello, un paso esencial es comprender cómo funciona el mecanismo de fisión.

En el núcleo de estas construcciones, y custodiado por sofisticados protocolos de seguridad, descansa el reactor nuclear, lugar en donde ocurre la magia a escala atómica: la fisión dará el puntapié para generar las reacciones que desembocarán en la multiplicación de la energía.

En concreto, con el golpe de un neutrón, la ligazón entre protones y neutrones, cuyos núcleos están unidos por energía nuclear, se romperá, dando lugar a la liberación de la misma en forma de calor. El resultado será aprovechado para calentar agua y producir vapor que propulsará el movimiento de turbinas generadoras de electricidad.

Con este sistema, pueden sostenerse ciudades como Springfield, con la ventaja de que el vapor condensado volverá a convertirse en agua y retornará a la fase 1 del ciclo, lo que convierte al reactor en una maquinaria de energía sostenible.

Cabos sueltos

Recientemente, ingenieros y CEOs de compañías internacionales como OpenAI y Microsoft advirtieron sobre el retardo que representa para la evolución de sus proyectos la reducida disponibilidad de las redes eléctricas para satisfacer su demanda energética.

En estas circunstancias, una de las alternativas barajadas y con mayor respaldo es la de invertir cientos de millones de dólares en la creación de centrales nucleares que sean empleadas, exclusivamente, para el desarrollo de programas de Inteligencia Artificial.

Pero, aunque su carácter sostenible y la nula liberación de gases contaminantes a la atmósfera la presentan como una alternativa amigable, lo cierto es que aún no hay solución viable para el tratamiento de los residuos radioactivos, la extracción de uranio y el calentamiento del agua, que vuelve a su circuito natural bajo el riesgo de alterar el ecosistema.

Por ello, es necesario abrir el debate y alentar a los gobiernos a intervenir en la problemática, para garantizar algo más que el progreso tecnológico: la supervivencia del medioambiente.

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