Desde hace algunas décadas, China ha decidido independizarse energéticamente, redireccionando gran parte de estos recursos invertidos en la compra para subsidiar sus propios programas, los que van desde el uso de las renovables junto con otros de origen fósil como el gas natural y el petróleo. Pero en su afán consiguió algo inesperado y fue viajar 540 millones de años atrás en el tiempo.
El petróleo: una fuente energética muy eficiente pero contaminante
Desde su descubrimiento en 1889, el petróleo se ha convertido en la columna vertebral de la economía de muchos países aunque modernamente China ha destacado como un gran productor. Tiene una enorme importancia debido a que de este mineral se obtienen combustibles para el transporte aéreo, terrestre y marítimo. Así como productos químicos, plásticos, medicamentos y otros bienes.
Es por ello que se ha erigido como la fuente energética más influyente del planeta. No obstante, esta versatilidad de uso tiene un precio que se cobra al ambiente muy caro, ya que sus desechos son en forma de gases de efecto invernadero que son causa del cambio climático. Se han conseguido otras energías alternativas, sin embargo, ninguna ha conseguido su alta eficiencia a un bajo costo.
China ha retrocedido en el tiempo cuando buscaba energía
En Tarim una cuenca que pertenece a la provincia china de Xinjiang Uygur, se encuentra el desierto de Taklimakan que pertenece al gigante asiático donde se perfora un pozo para la búsqueda de petróleo llamado Shendi Take-1 que tiene una profundidad de 10 910 metros, atravesando unas 12 cortezas geológicas, que datan de una antigüedad inusitada. Así el país ha retrocedido unos 540 millones de años, puesto que ha atravesado una cantidad de tiempo geológico que en total suman esta datación.
En el camino se han encontrado con algo que no esperaban y es una enorme bolsa de reserva de gas natural, lo que ha dado fluidez a la excavación (en este sentido, la investigación también los ha llevado a descubrir una fuente energética que les durará 60 000 años). Esta gigantesca obra fue realizada por China National Petroleum Corporation (CNPC), que es una empresa estatal dedicada a las prospecciones petroleras.
Y aún continúa la perforación, ya que la meta es llegar a los 11 100 metros de profundidad por lo que será el pozo más profundo de Asia y el segundo en el mundo. El tiempo que se tardó en completar fue de 580 días; aunque, como dato curioso, los 10 000 primeros metros fueron hechos en 300 días pero los últimos 910 metros se llevaron 280 días, ya que para esta última profundidad, las condiciones de la excavación son más complicadas.
De acuerdo a CNPC, a esta profundidad las temperaturas alcanzan los 210 grados Celsius y los 145 Mpa que es un nivel de presión aplastante mayor que el del punto más profundo de las Fosas Marianas. Tanto así que es comparable a realizar estas excavaciones en la Luna. Lo destacable es que los avances tecnológicos se fabricaron en China por lo que no dependen del mercado internacional.
Una perforación con un doble propósito
China ha realizado esta colosal obra no solo con el objetivo de llegar a una de las mayores reservas de gas natural y petróleo del país y del mundo, sino que también se considera una estupenda oportunidad que tienen los científicos para estudiar la evolución geológica de la tierra. Esto porque disponen de la información necesaria en cada una de las 12 capas que ha atravesado hasta ahora la perforación.
Concluyendo, en su deseo por excavar para hallar petróleo y gas natural (es tan importante como este hallazgo que también realizo bajo tierra), China también ha logrado un hito en la investigación geológica al llegar hasta capas de la corteza terrestre que datan desde hace 540 millones de años lo que lo convierte en el mayor laboratorio de indagación y que además atravesará otras porque los trabajos continúan.