Durante mucho tiempo el petróleo fue el recurso estratégico clave para todos los países del mundo. Hoy ese lugar lo ocupan las tierras raras, un grupo de elementos de la tabla periódica conocidos por sus propiedades únicas. Estas propiedades los hacen indispensables para la tecnología actual, aunque China posee el monopolio de estos recursos clave, por lo que esta podría ser una gran noticia para Europa.
Las tierras raras y el monopolio de China
Las tierras raras comprenden un grupo de diecisiete elementos de la tabla periódica, quince de los cuales son los llamados lantánidos más el itrio y el escandio. Todos comparten propiedades muy similares. Las mismas resultan sumamente útiles para la fabricación de imanes de gran potencia que se emplean en turbinas eólicas, aceleradores de partículas y aparatología médica como resonancias magnéticas.
Contrario a lo que parece sugerir su nombre, las tierras raras son relativamente abundantes en la corteza terrestre, aunque están dispersas por toda la superficie en cantidades muy pequeñas, haciendo que su explotación, en la mayoría de los casos, no sea rentable. Actualmente, China no sólo controla el 70% de la extracción de tierras raras, sino que también controla el 90% de su procesado.
Este monopolio es realmente problemático para Europa, por lo que la noticia de un gran yacimiento de tierras raras en un volcán extinto de Noruega, es una gran sorpresa para la región. Esto es especialmente importante para aliviar la demanda de estos recursos mientras se preparan las explotaciones de los yacimientos de tierras raras encontrados bajo las Islas Canarias.
El complejo de Carbonatita de Fen, al detalle: 8,8 megatoneladas que todo el mundo busca
El complejo Fen comprende un área de unos dos kilómetros cuadrados que corresponden a la chimenea de un volcán extinto hace unos 580 millones de años. El magma petrificado y compactado durante millones de años ha formado una superficie que, tras la erosión natural, ha revelado una increíble concentración de unas 8,8 megatoneladas de tierras raras, principalmente neodimio y praseodimio.
Estos dos elementos son ampliamente utilizados para la fabricación de imanes permanentes de alta potencia que pueden usarse en máquinas médicas como las utilizadas en resonancias magnéticas, aerogeneradores eléctricos, aviación y coches eléctricos, entre otras. De las casi diez megatoneladas encontradas en el complejo Fen, cerca de una cuarta parte correspondería a neodimio y praseodimio.
Con este volumen, el yacimiento podría proveer suficientes tierras raras para satisfacer por sí mismo el 10% de la demanda de toda Europa. Sin duda sería un gran paso para dejar de depender de China para obtener estos recursos estratégicos. Sin embargo, esta cantidad comprende menos de 500m de profundidad, mientras que, según dicen las autoridades, podría extraerse hasta 1000 metros de profundidad.
¿Para qué sirven las tierras raras?
Las tierras raras poseen propiedades únicas que las hacen muy útiles para una gran variedad de aplicaciones. Algunas de las principales incluyen:
- Dispositivos de almacenamiento: los poderosos imanes permanentes que necesitan los discos duros y otras unidades de almacenamiento se hacen con estas tierras raras.
- Baterías de coches eléctricos: los catalizadores necesarios para el funcionamiento de esta tecnología se componen de estos elementos.
- Telecomunicaciones y medicina: las tierras raras son clave en la fabricación de fibra óptica tanto para telecomunicaciones como para medicina.
Estas son sólo algunas de las aplicaciones que hacen que haya cada vez más necesidad de encontrar fuentes alternativas de tierras raras. Es por esto que REN (Rare Earths Norway) ya está preparando la instalación de una planta piloto en la zona para iniciar la extracción y refinamiento.
¿El fin del monopolio chino de tierras raras?
En cuanto el Complejo Fen empiece a explotar estos yacimientos de tierras raras, podríamos ver una fuerte reducción en los costes de producción de coches eléctricos y aerogeneradores, lo cual supondría una enorme beneficio para la Unión Europea y los objetivos de sustentabilidad.











