La historia de las naciones ha demostrado que solo a través de la cooperación y el comercio equilibrado se pueden mantener la paz y el progreso, sin embargo, por diversas circunstancias, en cada era han existido algunos países que tienen algún dominio sobre los otros. China está decidida a mostrar su poderío y revela que puede detener la producción tecnológica global, adiós teléfonos, coches, robots… todo.
China puede controlar la producción tecnológica global
La producción de combustibles a partir de los hidrocarburos provocó la transformación del transporte y la industria, que lograron un progreso acelerado gracias a esas fuentes energéticas tan accesibles. Pero su empleo ha tenido un costo muy elevado para el medioambiente y las diversas formas de vida que ahora están afectadas por el calentamiento global y sus consecuencias, que son evidentes por doquier.
Eso está generando un cambio que ha desembocado en el desarrollo de nuevas fuentes energéticas que son más respetuosas con el medioambiente, pero este nuevo rumbo tiene unos requerimientos diferentes, y no resulta fácil obtenerlos. Por eso China, que cuenta con todas las ventajas, ha manifestado que, si lo desea, puede detener toda la producción tecnológica global, adiós teléfonos, coches, robots… todo.
Un producto comercial ahora es un mecanismo de control
Las tecnologías actuales como los coches eléctricos, los diferentes dispositivos electrónicos, la inteligencia artificial y muchos otros necesitan un componente clave que son las tierras raras que, como su nombre lo indica, son escasas en el planeta. Y como China las posee en abundancia, es también donde se procesan con mayor eficacia, por lo que ahora representan un arma para controlar a otros países que los necesitan.
Cuando Estados Unidos incrementó las tasas tributarias a los productos chinos, se inició una batalla en el campo económico que está en pleno desarrollo y cuyas consecuencias siguen afectando las finanzas y la producción de varios países. El problema es muy complejo, porque la nación asiática es la mayor fuente de tierras raras y suministra el 60% de lo que se necesita a nivel mundial, lo que le brinda un dominio indiscutible.
Adicionalmente, también es el principal fabricante de imanes permanentes (además de que construye estructuras extrañas), que son uno de los elementos primordiales para la fabricación de numerosos artefactos electrónicos. Pero se han convertido en algo mucho más importante que un mero producto de exportación, ahora son un instrumento para controlar las relaciones comerciales, y desde abril han implementado medidas para obstaculizar su disponibilidad.
El comercio de esos elementos entre China y Estados Unidos se ha reducido en un 93% y varios países europeos han sido igualmente afectados. Ahora hay más trabas burocráticas para comprar tierras raras y sus derivados, las licencias solo duran 6 meses, los requisitos para obtenerlas son cada vez más exigentes, en muchos casos las solicitudes son respondidas con mucha lentitud y son rechazadas frecuentemente.
La escasez de tierras raras paraliza a las industrias
La escasa disponibilidad de tierras raras e imanes permanentes podría paralizar al 75% de las industrias que los usan en Estados Unidos porque sus reservas solo durarán unos tres meses, y el empleo de alternativas diferentes implicaría que sus productos perderán en capacidad y calidad. El férreo control de China sobre esos minerales es una evidencia clara de que quiere y puede afectar el mercado tecnológico global.
Concluyendo, la batalla que libran China y Estados Unidos en el campo económico no solo los afecta a ellos, sino a otros países europeos, porque los asiáticos suministran el 60% de las tierras raras a nivel mundial (además han hallado un gran yacimiento de cobre en su territorio). Ambos son primordiales para la fabricación de productos tecnológicos, y desde abril han puesto más obstáculos para obtenerlos, demostrando que pueden paralizar esas industrias.