En la actual revolución energética, muchos de los materiales que se utilizaban tradicionalmente hoy están siendo sustituidos por otros que son mucho más eficientes, baratos y que ofrecen atributos tales que los hacen una opción más viable. Un ejemplo es el uso de alambres de cobre como conductor de la electricidad que podría ya no ser necesario por lo que hay oculto en el barro. Veamos esto.
El cobre: el conductor eléctrico por excelencia
Este metal es un excelente conductor eléctrico por lo que es ampliamente utilizado con este fin en la industria. Su capacidad conductiva solo es superada por la plata pero esta última es mucho más costosa, además de que las pérdidas de energía en el cobre son mínimas. Adicionalmente, posee propiedades físicas que lo hacen muy sobresaliente, como su gran resistencia a la corrosión, por lo que es muy difícil que se oxide bajo cualquier ambiente.
Es muy maleable y dúctil, de tal manera que se puede moldear y doblar según las necesidades asimismo, se puede estirar sin romperse hasta formar hilos muy finos, creando cables de diferentes calibres. Por otra parte, también es un gran conductor térmico. Pero, como todos los metales, requiere de actividades mineras para su extracción y su proceso no es sostenible. Por lo tanto, se tiene este sustituto alternativo.
Este tipo de barro oculta un secreto tecnológico
Hay una bacteria que vive en cierto tipo de lodo que es conductora de electricidad, que podría ser el sustituto del cobre. La misma lleva por nombre Candidatus Electrothrix yaqonensis aunque es mejor conocida como «bacteria del cable» y opera de forma similar a como lo haría un cableado eléctrico. Esta fue hallada por investigadores en una playa de agua salada en Oregón localizada en las costas de los Estados Unidos.
Esta bacteria tiene una cubierta exterior que es muy gruesa con una media de 230 nanómetros de espesor. Sus filamentos están dispuestos en forma de espiral y están contenidos dentro de una estructura transparente y gruesa como un guisante que hace las veces de aislante, puesto que no es conductor. Además, actúa como elemento protector (de forma similar a este bioladrillo en el sector de la construcción).
Así como actuarían unas envolturas contra amenazas del entorno. La fibra de adentro está conformada por cristales de níquel, el cual se comporta como lo haría un conductor biológico donde serían transportadores los electrones asociados a la electricidad. Las pruebas de laboratorio también mostraron resultados asombrosos. Sobre una lámina de oro colocaron algunos de estos filamentos aislados.
Luego les aplicaron un voltaje cuya relación con la corriente dio como resultado una curva simétrica y lineal y una alta conductividad eléctrica con una resistencia de 370 Ohm la que es mucho mejor que la del cobre en condiciones iguales. Como se puede observar, su estructura genética y morfología son muy útiles para la creación de nuevas tecnologías de energías renovables y bioelectrónica.
Sus posibles aplicaciones en las tecnologías emergentes
Esta bacteria es muy promisoria para el desarrollo de nuevas tecnologías combinadas con la biología, donde los metales como el cobre no tiene cabida. Algunos ejemplos de aplicación son en sistemas de monitoreo ambiental, en dispositivos médicos de monitoreo y control de constantes vitales, en bioelectrónica, en el diseño y desarrollo de equipos de generación de bioenergía sostenible con procesos metabólicos, entre otras.
Concluyendo, estas bacterias ocultas en el barro poseen excelentes propiedades como conductoras de electricidad, tanto así que es muy posible que sustituyan al cobre en los cables (operan, en mucha menor escala, igual que el cable que comunica a Dinamarca con el Reino Unido) de manera que es posible que en el futuro, ya no lo necesitemos para los usos convencionales que le dábamos.