Un coche eléctrico es una buena opción para todos aquellos que desean cambiarse a una tecnología que ofrece lo mejor de la movilidad además de que son ideales para cuidar el medioambiente. Sin embargo, como todo, también hay casos de casos por lo que, si tienes planes de adquirir un vehículo con este tipo de propulsión, es mejor que te enteres de esta anécdota. Pasemos a ver.
Una tecnología de movilidad sostenible: el coche eléctrico
Debido a la actual crisis ambiental y energética que vive el sector transporte causada por ser uno de los principales emisores de gases hacia la atmósfera y por el uso de los combustibles fósiles, el coche eléctrico se destaca por ser sostenible además de ofrecer muchas ventajas en lo que respecta a que no produce contaminación ni del aire ni sonora, ya que en su producción ni uso genera CO2 ni otros elementos al aire.
Como lo son óxidos de nitrógeno que es la principal causa de los problemas respiratorios, micropartículas y otros. De igual manera son muy silenciosos y muy eficientes energéticamente. Como su motor que emplea electricidad como combustible, tiene pocas partes móviles, su mantenimiento es mínimo y muy sencillo de llevar a cabo. Su proceso de recarga, con el avance de la tecnología, es cada vez más rápido.
Pero no todo es camino de rosas con el uso de este tipo de vehículo: te presentamos una historia inquietante
Recientemente, la conocida web Edmunds Cars hizo público un video-testimonio donde un comprador de un coche eléctrico, expresa su descontento con la adquisición además de la gran pérdida que le significo que un automóvil que a mediados del año 2024 le valió 70 000 dólares en apenas en diez meses se ha depreciado un 80 %, puesto que su valor actual es de unos 13 500 dólares, es decir, un perjuicio de 56 500 dólares.
Por lo que ahora su importe equivale al de un coche a gasolina que tenga bastante uso. Este vehículo es el Fisker Ocean, que al principio ofrecía muchos atributos que lo hacían destacar de la competencia. Una de las causas de esta disminución de valor tan acentuada es que la empresa que lo fabricaba y comercializaba, llamada Fisker Inc, este año se declaró en quiebra dejando a los propietarios de los SUV desamparados.
A esto se le suman una serie de fallas que desde el principio aquejaron a ese automóvil (el caso es similar a estos miles de coches de Tesla en España, pero la marca lo supo enfrentar con responsabilidad). Entre estos defectos están que su GPS insiste en que el vehículo está ubicado en Alaska, sus detectores de llave frecuentemente no la reconocen, la cámara trasera tiene problemas para funcionar, etc.
No obstante el propietario en cuestión admite que no todo es malo en este coche eléctrico, puesto que posee una autonomía muy buena que llega a los 575 kilómetros y su exterior es muy atrayente, pero estos atributos no compensan la gran cantidad de fallas y mala experiencia en la conducción, además de la depreciación continua, que hicieron de este automóvil una muy mala inversión.
La enseñanza que nos deja esta historia
Esta anécdota nos deja varias lecciones, pero la principal es que al momento de comprar un coche eléctrico debes prestar atención de que la marca del mismo sea reconocida y muy estable. Por otra parte, te debe ofrecer apoyo tecnológico post-venta como las actualizaciones periódicas para mejorar las prestaciones del automóvil y un mercado grande para los repuestos y recambios, entre otros.
En conclusión, te hemos traído una historia no muy inspiradora que debes tomar en cuenta si tienes planificada la compra de un coche eléctrico para que te evites situaciones vividas por este comprador, donde adquirió un coche hace menos de un año y el mismo ya se ha depreciado un 80 %. Como lección a aprender es que debes escoger uno de una marca reconocida (como este que es el de mayor venta en España).