En el actual proceso de transición energética que llevan adelante los países del mundo, con el fin de revertir el cambio climático, se han tomado decisiones drásticas sobre todo con el área de la movilidad. En este sentido, se ha procedido a promover la electrificación con el objeto de eliminar las emisiones pero se ha descubierto algo que tiene en shock al planeta: los coches eléctricos son más contaminantes que los de gasolina.
La transición energética y la movilidad eléctrica
La sustitución de los combustibles fósiles por otros que sean ecológicos y sustentables, como la electricidad, en el sector de la movilidad y el transporte se ha convertido en el “caballo de batalla” de la humanidad para alcanzar la ansiada descarbonización de todas sus actividades. Especialmente en esta área, que es una de las más contaminantes de la atmósfera, puesto que es responsable del casi el 10 %.
Del total de las emisiones de gases de efecto invernadero locales. Efectivamente, los coches eléctricos vienen a ser una solución muy práctica puesto que no solo evitan la contaminación aérea, ya que no producen los residuos propios de la combustión térmica sino que también son muy silenciosos. Aunque en su fabricación se utilizan elementos como las tierras raras, metales, etc., ya se han establecido procesos para su reciclaje al final de su vida útil.
La contaminación causada por los coches eléctricos puede ser mayor que la ocasionada por los que usan combustibles fósiles
Este es un descubrimiento hecho por investigadores de la Facultad Militar The Citadel en los Estados Unidos y de la Universidad de Southampton que se encuentra en el Reino Unido. Ambos equipos han llegado a la conclusión de que no solo la contaminación debe medirse por las emisiones del motor, sino también por residuos de las pastillas de frenos y los neumáticos.
En este caso, los coches eléctricos pueden emitir más residuos de las ruedas (que son causa de envenenamiento continuo del aire y el agua) y de los componentes del sistema de frenado, ya que generalmente son más pesados que los de tecnología a combustión interna de gasolina. Este peso provoca una mayor degradación en los neumáticos y desgaste de las pastillas de frenos, por lo que reducen su vida útil.
Pero esto va más allá del desecho de las piezas gastadas, ya que durante su uso se liberan micropartículas al aire las cuales pueden ocasionar enfermedades respiratorias y cáncer en los pulmones. De hecho, diferentes estudios han encontrado microplásticos en el torrente sanguíneo, en componentes del sistema nervioso como el cerebro y en el aparato reproductor masculino y femenino.
Una de las causas de esta contaminación es que los coches eléctricos están equipados con neumáticos y pastillas de frenos convencionales, es decir, de las usadas por los vehículos a combustión los cuales contienen, además de plásticos, otros elementos para incrementar su durabilidad como virutas de metal y están hechos con materiales que no son sostenibles, como petróleo y amianto.
¿Qué podemos hacer para combatir esta situación?
La mejor forma para evitar esta contaminación, es el diseño y desarrollo de pastillas de frenos y neumáticos específicos para ser usados por coches eléctricos, en distintas versiones y modelos los cuales, para que sean sostenibles, sean producidos con materiales ecológicos y empleando fuentes de energía renovables. Asimismo, se están proponiendo mecanismos para la captura de estos residuos en las autovías.
Para finalizar, recientes investigaciones han dejado a todo el planeta en shock al revelar que los coches eléctricos son más contaminantes que los vehículos que usan gasolina (este motor podría ser el sustituto de todas las tecnologías de movilidad en bien del planeta) por la mayor cantidad de partículas que emiten provenientes de neumáticos y pastillas de frenos por su mayor peso.