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Corea del Sur descubre un socio inesperado: La mano de obra más eficiente y rentable de la historia

Por Luz V.
23 de noviembre de 2025
en Actualidad
Prueba de laboratorio

Fuente: CDC/Unsplash

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Cuando miramos la etiqueta de la ropa que usamos todos los días, hay una historia que no se cuenta. Detrás de esa camiseta o ese pantalón, hay una de las industrias más contaminantes del planeta. Es un modelo de producción que, durante décadas, ha dependido de dos pilares tóxicos: el petróleo y los productos químicos venenosos. Gran parte de nuestra ropa como el poliéster no es más que un derivado del petróleo. El resultado de este modelo es un desastre ambiental enorme. Hablamos de ríos contaminados y una huella de carbono que contribuye enormemente al cambio climático.

El desafío de limpiar la moda

Encontrar una alternativa real a este sistema parece una misión imposible. El problema es doble. Primero, hay que reemplazar la materia prima, el tejido a base de petróleo, por algo que sea natural pero igual de resistente. Y segundo, hay que encontrar una forma de teñir esa fibra sin usar químicos que envenenen el agua.

El desafío es enorme porque la industria textil es un gigante que mueve billones y que se ha optimizado durante cien años para ser rápido y, sobre todo, barato. Cualquier alternativa «eco» tiene que competir no solo en sostenibilidad, sino también en precio, en variedad de colores y en la calidad del producto final. Si la ropa ecológica se destiñe en el primer lavado, nadie la va a comprar, por más buena que sea su intención.

Corea del sur descubre un socio inesperado

La biotecnología acaba de dar un golpe sobre la mesa. Un equipo de investigadores de Corea del Sur, liderado por el bioingeniero San Yup Lee del instituto KAIST, ha presentado una solución radical. No están mejorando el sistema actual. Están creando uno nuevo desde cero. Su propuesta es usar bacterias como pequeñas fábricas vivientes que hacen todo el trabajo.

El equipo coreano demostró que es posible producir tanto la fibra como el tinte en un solo proceso, dentro de un biorreactor. Usan bacterias del género Komagataeibacter, que durante su fermentación normal generan «celulosa bacteriana». Esta fibra es completamente natural, biodegradable y tiene una resistencia mecánica altísima. Es un textil perfecto creado por microorganismos. Hablamos de un cambio de ver la industria que puede llegar a dejar a todos con la boca abierta.

El truco para teñir sin químicos

El avance verdadero fue lograr que esas fibras salieran ya teñidas. No se trató de un proceso fácil, al principio, cuando mezclaban las bacterias que hacían la celulosa con otras que producían los pigmentos, unas inferían con las otras y el experimento fallaba. Pero después de realizar varios ajustes, dieron con la fórmula para crear una verdadera simbiosis microbiana perfecta.

¿Qué descubrieron realmente? Para ciertos colores tenían que aplicar un «cultivo retardado». En otras palabras, primero dejaban crecer la bacteria de la celulosa y solo después metían a la bacteria del color. Para otros tonos lo que utilizaron fue un método secuencial. El resultado final es una hoja de celulosa bacteriana que sale del proceso ya teñida de forma vibrante y uniforme en una paleta que cubre todo el arcoíris. Todo esto sin utilizar una sola gota de químico tóxico.

La prueba de fuego era ver si esta ropa «cultivada» aguantaba la vida real. Los investigadores la sometieron a todo tipo de torturas: lavados, calor, blanqueadores, ácidos. Sorprendentemente, los colores se mantuvieron intactos. De hecho, descubrieron que los textiles teñidos con estos pigmentos naturales (específicamente la violaceína) eran más resistentes al lavado que la misma tela teñida con los tintes sintéticos industriales. Aunque aún se está en una fase temprana de experimentación y todavía falta para que podamos comprar prendas de este tipo en una tienda, el camino está marcado y es realmente sorprendente. 

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