Los océanos se han convertido en una gran fuente donde pululan diversos ecosistemas compuestos con muchas especies de animales tanto marinos como del aire. Por lo que las actividades humanas en estas zonas deben ser muy bien pensadas. Es por ello que las mismas traen un dilema, ya que pueden acabar con billones de vidas silvestres a costa de tener máxima eficiencia. Pasemos a ver.
Los océanos: una gran fuente de vida
Para la generación de energía renovable en el mar, existe un gran dilema y es en qué medida afecta a los ecosistemas marinos la presencia y funcionamiento de equipos para la producción y traslado de esta electricidad. Para esto, existe un gran reto para los investigadores y es la predicción con seguridad de los lugares donde se concentran, en mayor número, las especies marinas.
Para esto, los expertos están usando modelos matemáticos que se basan en encadenamientos del tipo trófico, donde utilizan el concepto que dice que lo que atrae a los animales es la disponibilidad de alimentos, es decir, el plancton atrae a los peces, y estos a mamíferos y aves que se alimentan de ellos, pero las estructuras humanas, sean fijas o móviles, tienden a destruir estos ecosistemas y a alejar a los seres vivos de su hábitat.
La energía eólica marina: el origen de un gran dilema
Las energías renovables han experimentado un gran crecimiento desde hace algunos años para acá, sobre todo impulsadas por la creciente preocupación de los países respecto al cambio climático. Entre ellas hay una que destaca, que es la eólica marina, por representar un mayor rendimiento a bajo costo pero hay un gran dilema referido a la ubicación física de esas estructuras en los mares del mundo.
Una investigación hecha por científicos adscritos a la Universidad de Alicante dice que la gran mayoría de las zonas que tienen un alto potencial para la generación de energía eólica son las mismas donde se desarrollan frágiles ecosistemas marinos (un ejemplo es este espacio que se encuentra a 300 kilómetros de las costas alemanas y que ofrece una gran capacidad de generar energía).
Resultan en sitios específicos donde se encuentra una gran biodiversidad y donde mamíferos marinos y aves encuentran alimento seguro, por lo que se convierte en un hábitat de múltiples especies. La intervención humana en estas áreas crea una disputa entre el cuidado de los ecosistemas marinos con la transición energética hacia fuentes limpias y sin emisiones de CO2 que van en favor de esta fauna.
Aunque las zonas de parques eólicos marinos son, generalmente, vetadas para actividades de pesca, la construcción de estas grandes estructuras trae algunos problemas para la fauna. Lo que es causa de un dilema, puesto que ocasionan daños como alteración o pérdida de ecosistemas, ruido bajo las aguas lo que perjudica la orientación y comunicación de los animales y riesgos de muerte por colisión de las aves marinas.
Algunas medidas a tomar para evitar estos daños a la fauna marina
Se han elaborado mapas de riesgo de los océanos, los cuales señalan las áreas de alto potencial eólico solapándolas con las zonas de biodiversidad. Esto con el fin de poder tomar acciones para evitar este dilema. Entre las recomendaciones se encuentran crear áreas marinas y aéreas que sean de exclusión estricta, ampliar las zonas marinas protegidas y tomar decisiones conservacionistas con base en investigaciones científicas.
En definitiva, la energía eólica marina es una manera limpia de generar electricidad (aunque también puede crear extrañas formas de vida como sucedió en China) aunque no siempre las renovables son buenas para la biodiversidad. El dilema es que, si se quiere una máxima eficiencia en la generación, se debe tener cuidado de mantener un equilibrio con la fauna y no acabar con billones de vidas.