Australia es uno de los principales productores de hidrógeno verde, con varios proyectos en desarrollo a lo largo de su territorio. Sin embargo, como bien sabemos en España, producir hidrógeno de CO2 neutro es solamente una parte del desafío. Para resolver la otra mitad, que es el transporte y almacenamiento, han desarrollado una energía en polvo que haría mucho más segura y barata su exportación.
Energía en polvo: una nueva manera de transportar hidrógeno verde por todo el mundo
Australia tienen una gran necesidad de nuevas tecnologías que permitan reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Una de sus principales industrias es la del hierro, que resulta altamente contaminante desde su extracción y procesamiento hasta su transporte hacia las principales potencias industriales del mundo, como China, Corea y Japón.
El país ya cuenta con un proyecto muy prometedor para la producción de hierro verde y hay en marcha diversos proyectos de producción de hidrógeno verde y sus derivados. Sin embargo, debido a las características de su territorio, el transporte de H2 resulta muy complejo, caro y contaminante, por lo que están buscando una manera de exportarlo eficientemente y sin emisiones de CO2.
Existe un método para transportar el hidrógeno como polvo de borohidruro de sodio. Normalmente no se emplea este método debido a que resulta muy caro reciclar los subproductos que se obtienen durante el proceso de solidificación y reconversión. Sin embargo, Australia podría haber inventado una manera de convertir el hidrógeno en energía en polvo sin estos inconvenientes.
Pioneros de la energía en polvo: Australia reduce los costes del hidrógeno verde
Australia busca entrar en el mercado del hidrógeno verde para aprovechar la gran infraestructura de energías limpias y renovables que han conseguido desarrollar en las últimas décadas. Sin embargo, el transporte por tierra no es un método efectivo para este país, ya que la mayor parte de su superficie está compuesto por islas comunicadas entre sí por kilómetros de agua marina.
Es por eso que, en busca de un método más eficiente y barato para transportar el hidrógeno verde que producen, un equipo de expertos de la Universidad John Curtin ha desarrollado el Proyecto de Hidrógeno de Kotai. El mismo busca reemplazar el método de almacenamiento líquido en forma de amoniaco verde, por el almacenamiento de energía en polvo, que permite un rendimiento más elevado.
Mientras que el amoniaco se puede procesar en destino para recuperar 178 kg de hidrógeno por cada tonelada de amoniaco, el borohidruro de sodio ofrece un rendimiento de hasta 213 kg por tonelada. Además, la energía en polvo es un método más seguro que el amoniaco, ya que este último es tóxico tanto para las personas como para los ecosistemas marinos en caso de posibles fugas.
La energía del futuro: Australia está preparando una planta piloto
El Proyecto de Hidrógeno Kotai cuenta con una fuerte inversión de parte del gobierno y la colaboración de Velox Energy Materials. Se trata de un método que permite extraer hidrógeno del borohidruro de sodio simplemente añadiendo agua. Gracias a los nuevos electrolizadores, es posible recargar el metaborato de sodio que queda como desecho para producir hidrógeno verde nuevamente.
El proyecto está ganando gran impulso ya que permitiría al país vender este nuevo método de almacenamiento de energía en polvo al resto del mundo, además de vender el propio hidrógeno en su estado sólido. Ya se están diseñando los planes para una planta piloto que demuestre la viabilidad del proyecto.
La industria del hidrógeno verde: España y Australia a la cabeza
A diferencia de Europa, donde ya se está desarrollando un sistema de transporte y distribución de hidrógeno verde por medio de tuberías y plantas de almacenamiento, en Australia se hace indispensable el transporte marítimo. Con esta innovación, podrían ponerse a la par de las decenas de proyectos de H2 que se están desarrollando en nuestro territorio.











