Desde hace algunos años, el mundo ha tratado de marchar por la senda de las renovables para tratar de revertir el cambio climático y sus funestas consecuencias. Para conseguirlo, han realizado hallazgos sobre diversas fuentes que son muy prometedoras, pero también es una realidad que aún dependemos de la energía negra en la gran mayoría de nuestros procesos. Hacia allá deberían continuar nuestras inversiones a largo plazo mientras las alternativas verdes maduran. En este sentido, para evitar lo peor serán necesarios 540 000 al año.
La importancia de la energía negra en la actualidad aun con las renovables
A pesar del proceso de transición energética que vive el mundo, hacia el uso y masificación de las renovables, la energía negra, como se conoce al petróleo, sigue siendo un pilar esencial en este sector. Como principal materia prima para la elaboración de combustibles como gasolina y diésel para el transporte aéreo, terrestre y marítimo, para los que no se le avizoran sustitutos verdes en el corto plazo.
Asimismo, con este mineral se fabrican otros derivados como plásticos, lubricantes, etc., que son indispensables en nuestra vida cotidiana. Aunque estamos claros con que la energía renovable vive un auge, como la electrificación de la movilidad, no se ha logrado desbancarla como fuente principal energética. Por otra parte, también continúa siendo la base de la economía mundial.
La producción mundial de petróleo depende de las inversiones
Durante un seminario por web organizado por la Agencia Internacional de Energía o AIE, donde se estudiaron más de 16 000 yacimientos de energía negra, se pudo determinar que su producción está disminuyendo con rapidez. Esto es particularmente preocupante porque significa que, a partir del 2026, el mundo deberá invertir 540 000 millones de dólares al año, si quiere evitar una crisis energética para el 2050.
La que se produciría en el sector por el agotamiento de los actuales pozos, por lo que estos recursos deberán ser invertidos en la exploración y creación de infraestructura para la explotación de crudo y gas. En este momento es donde adquieren mayor importancia las grandes reservas encontradas en sitios remotos como este, pero su extracción debe ser hecha cuidando el ambiente y la biodiversidad.
Por otra parte, se pronostica una sobreproducción mundial de energía negra para este año y el 2026, sin embargo, también se predice que la oferta fuera de la OPEP se mantendrá inalterable. A partir de principios de este último año y durante un periodo que va de unos 10 a 20 meses. Por esta razón, las inversiones deben comenzar lo más pronto posible si se quiere disponer de un plan B al momento en que los actuales yacimientos comiencen a secarse.
La crisis comenzará por los Estados Unidos
Ahora, los Estados Unidos es uno de los mayores productores de energía negra, pero Wood Mackenzie lanza una advertencia preocupante en su último informe Tough at the top: The threats to US energy dominance. Donde dice que se espera una disminución de unos 1,3 millones de barriles de petróleo diarios entre los años 2035 y 2040. Aunque si el precio del barril disminuye de 55 dólares, el declive ocurriría antes.
Esta situación se vería agravada por la actual tendencia mundial a la descarbonización y a preferir fuentes energéticas más limpias, ecológicas y sin emisiones de gases de efecto invernadero. Por lo que deben tomar medidas como el uso de la inteligencia artificial para conseguir nuevos métodos de exploración y explotación de pozos petroleros que sean más económicos. Así podrán conservar los márgenes de rentabilidad, aunque los precios bajen.
En conclusión, la producción de energía negra se ha hecho bastante compleja y costosa en los últimos años porque los yacimientos están tendiendo a la baja productiva, lo que ha creado la necesidad de conseguir otros. El mundo debe invertir unos 540 000 millones de dólares al año en la exploración de nuevos filones, tanto en la tierra como en el mar. Mientras esto ocurre, hay países que han comprado masivamente este mineral para mantener sus reservas y así enfrentar una posible escasez. Los Estados Unidos deberán tomar medidas si no quieren que se haga realidad el declive que se pronostica en su producción.