La Unión Europea les brinda a los Estados miembros la oportunidad de disfrutar un mercado común y, al mismo tiempo, les permite mantener sus propios valores. Por eso, cada uno tiene la libertad de tomar sus propias decisiones respecto a muchos de los diversos aspectos de su interés. Y uno de los que tiene mayor relevancia es el desarrollo de las fuentes energéticas. Y en ese sentido, ya casi es oficial que España ahora nada sola en contra de la corriente. Así que nos ponemos firmes y decimos «no» a lo que todos quieren.
España dice «no» a lo que todos quieren
Sin lugar a duda, la energía constituye la esencia misma del desarrollo de cualquier nación, y al parecer, por una u otra razón, nunca hay de sobra. Sobre todo en la actualidad, porque los requerimientos resultan cada vez más exigentes, casi exagerados. Pues si lo que se desea es estar a la cabeza de las nuevas tecnologías, es indispensable contar con una fuente segura y confiable.
Ahora bien, para cada país la mejor fuente energética será diferente, porque solo le funcionará de manera adecuada aquella que se adapte mejor a sus condiciones. Pues solo así puede garantizar un suministro seguro a su población, y mejorará su progreso. En ese aspecto, ya es casi oficial que España decidió que prefiere nadar sola en contra de la corriente, y dice «no» a lo que todos quieren.
La energía nuclear se impone en Europa
España es el país europeo que posee la mayor capacidad instalada de energía renovable. Y también es uno de los pocos que se mantiene firme en su política de eliminar la nuclear, a pesar de que últimamente la tendencia va en sentido contrario. Pues algunas naciones, como Suecia, han decidido llevar a cabo un plan con la finalidad de incrementar el número de sus instalaciones atómicas.
Tras permanecer por más de 40 años con la misma capacidad atómica, e incluso pensar en descartarla, el gobierno decidió darle un nuevo impulso. Para esto, se elaboró un proyecto que facilitará préstamos públicos por alrededor de 20 000 millones de euros. Con esto sería posible la edificación de centrales nucleares modulares, SMR, para generar unos 5000 MW de energía, incluso con la nueva tecnología de Rusia.
El proyecto se llevará a cabo durante 20 años, y se espera que aproximadamente en el 2045 se haya triplicado la producción de la nuclear. Así como también que esta duplique la disponibilidad de electricidad, para satisfacer sus necesidades. Sin embargo, este plan ha recibido algunas críticas, pues a diferencia de España, obviaron por completo el potencial energético que ofrecen las renovables.
Alemania se acerca sutilmente a la nuclear
Según parece, España será el único país que dirá no a lo que todos ya están aceptando. Pues Alemania, uno de los grandes paladines de la eliminación de la energía atómica, ahora se acerca sutilmente a ella. Porque concedió el permiso para que su sector industrial utilice hidrógeno rosa proveniente de Francia. Este se produce usando electricidad generada por la nuclear.
Y aunque no es un regreso a esa fuente energética, sí demuestra que, en su caso, necesita un respaldo adicional a las renovables. Y esta parece ser una tendencia creciente en Europa, si se tienen en cuenta los proyectos de crecimiento nuclear de Suecia. Así como también el interés de varios países de la UE en la construcción de reactores modulares pequeños (SMR).
En definitiva, parece que ya casi es oficial el hecho de que España nada sola contra la corriente de la proliferación de la energía nuclear en Europa, aunque hay comunidades que tienen otro plan. Y se mantiene firme en su política para eliminarla. Todo lo contrario ocurre en Suecia, donde el gobierno elaboró un plan para triplicar su capacidad energética atómica. E incluso Alemania, que la eliminó totalmente de su territorio, aprobó el uso industrial del hidrógeno rosa francés. Estos dos casos se suman a otros países que ven en la nuclear una posibilidad, a pesar de sus riesgos.