El contexto geopolítico actual se ha tornado en una compleja coyuntura con poderosos monopolios de materiales estratégicos en un extremo, y guerras estallando en el otro. Ante el temor de una crisis de escasez de recursos estratégicos, España vuelve a volcar su atención hacia el tesoro que podría valer billones de euros y que se acumula en toneladas bajo el mar de las Islas Canarias.
Billones de euros bajo el mar
La guerra entre Rusia y Ucrania parece estar lejos de alcanzar algún tipo de acuerdo, por el momento. Esto está suponiendo grandes dificultades, a las que se suman las cargas económicas y energéticas que afrontamos como consecuencia del error de Alemania con la energía nuclear. Rusia y China son nuestros principales proveedores de combustibles y recursos estratégicos, suministro que la guerra pone en riesgo.
Por un lado, Rusia es nuestro principal importador de gas natural y derivados del petróleo, una importación que sigue aumentando pese a los avances de los últimos años en el desarrollo de energías renovables. Por otro lado, tanto Rusia como China poseen un gran control sobe el comercio de los minerales conocidos como tierras raras, que son esenciales para nuestras tecnologías actuales.
Es un hecho bien sabido que, bajo las Islas Canarias, en el lecho marino del archipiélago, hay formaciones geológicas que concentran diez veces más tierras raras por tonelada de lo que se puede encontrar en toda la corteza terrestre. Se trata de «costras» de hasta 10 cm de grosor de las que se podrían obtener toneladas de recursos estratégicos que podrían reportar billones de dólares a la economía.
La minería submarina en España
Las formaciones de ferromanganeso ricas en tierras raras que pueden encontrarse bajo el mar de las Islas Canarias son conocidas desde hace tiempo, sin embargo, están sumergidas a una profundidad de entre 500m y 1500m. Diferentes equipos de exploración han reportado que se pueden encontrar montañas de dimensiones titánicas completamente recubiertas de toneladas de tierras raras.
Sin embargo, el monopolio de la explotación minera submarina, acaparando un 60% del total del mercado, está en manos de China, que junto a Rusia se han erigido como los principales proveedores de Europa. Se trata de una tecnología altamente especializada y muy costosa, a lo que se suma que es una industria incipiente que en la gran mayoría de los países del mundo carece de toda regulación y marco legal.
En España están dando apenas los primeros pasos para llevar a cabo exploraciones con el fin de conocer los efectos que tendría la explotación submarina en el entorno y los requerimientos de infraestructura y acceso. Las autoridades de la Unión Europea no permitirán que se inicie una explotación bajo el mar español hasta que se garantice la sustentabilidad de todo el proceso.
Esencial para la telefonía y dispositivos actuales
Las tierras raras son una serie de elementos de la tabla periódica que poseen propiedades únicas tanto físicas como químicas. Son materiales ampliamente usados en la fabricación de potentes electroimanes para motores eléctricos y turbinas eólicas; la fabricación de vidrios más eficientes y duraderos para pantallas LED; procesadores y unidades de memoria de gran capacidad cada vez más pequeños; etc.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que China controla no sólo la mayor parte de las reservas de tierras raras, sino también el proceso de refinado y procesado. En estas circunstancias, encontrar la manera de llegar a las reservas bajo el mar de las Islas Canarias se hace cada vez más urgente.
Preparando el terreno
Mientras las primeras exploraciones en busca de este tesoro español bajo el mar recogen los datos necesarios para iniciar la explotación, tenemos noticias de otros prometedores proyectos, como una turbina impulsada por gas que podría producir energía limpia para toda Europa.








