El territorio de la península es rico en diversos minerales, por eso se dice que es bendecida, aunque hay algunos que no son muy deseables, por lo menos para nuestra industria aunque constituyen un verdadero tesoro para otros. Un ejemplo lo tenemos con este elemento que es buscado por todo el mundo por su uso y España está sentada sobre una reserva de más de 30 000 toneladas pero no quiere ni verlo. Veamos esto.
Un mineral muy polémico
Consiste en un metal que es muy denso y escaso en la naturaleza. Es un elemento radioactivo y se caracteriza por ser una fuente de enorme energía, por lo que, debidamente procesado, es el combustible más utilizado en las plantas nucleares orientadas a la producción de electricidad, aunque también es medular en la fabricación de armas nucleares por lo que este doble uso lo ha hecho muy polémico sobre todo en España.
Por encima de estas inquietudes, este mineral podría ayudar a la transición energética que lleva adelante el mundo hacia fuentes energéticas limpias y sostenibles sin emisiones de gases de efecto invernadero como sustitución a los combustibles fósiles. Sin embargo, para lograr este hito, es necesario descubrir nuevos yacimientos que sean económicamente viables de explotar y en esto se encuentran avocados los países.
España posee ingentes reservas de uranio en su territorio
En estudios realizados, se han obtenido 88 indicios de existencia de uranio en España. De acuerdo a un documento emitido por la Agencia de Energía Nuclear las reservas de este mineral en nuestro país ascienden a poco más de 30 000 toneladas, exactamente esta cifra está en 34 350 toneladas. De ellas, el 95 % son extraíbles en minas a cielo abierto con un índice de recuperación mineral total de, al menos, el 80 %.
Por otra parte, los lugares de mayor concentración de estas reservas son Salamanca, Badajoz, Jaén y Cáceres (aunque la península no desea esta energía, a pesar de todo la nuclear va ganando terreno por sus características). La cantidad de uranio en el terreno se clasifica en reservas “razonablemente aseguradas” que son las más seguras y las “inferidas”, atendiendo a la misma nuestro país tiene una gran ventaja.
Puesto que 23 000 toneladas métricas son del tipo “razonablemente aseguradas” pero hay un problema: no se pueden explotar por ley desde el 2021. Específicamente, el artículo 10 de la ley 7/2021 referida al Cambio Climático y Transición Energética prohíbe las concesiones para la extracción de minerales radioactivos entre los que se incluye el uranio, tanto para uso interno como para su comercialización.
Las razones son muy sencillas, la primera es que para la época España comenzó su tendencia hacia la desnuclearización cuyo cronograma de cierre para las centrales nucleares ya había sido aprobado desde el año 2019. Por otra parte, está el peligro de accidentes atómicos que incluyen la liberación de residuos tóxicos que son muy perjudiciales para la salud y contaminan el ambiente, haciéndolo inhabitable por muchos años.
También está presente el impacto medioambiental asociado a la minería de este elemento
Aunque en España no esté permitida la minería de uranio, en otros países como Kazajistán, que lleva varios años como principal productor a nivel mundial, realizan esta actividad mediante el método de lixiviación in situ. Con el cual se mantienen en un mínimo muy aceptable las emisiones radioactivas y la alteración del terreno, sin embargo, no existe la garantía de que se esté exento de riesgos en un 100 %.
Concluyendo, el uranio es quizás el material más buscado por los países (incluso ante su escasez y la necesidad, se ha pensado extraerlo del mar) y España está sentada sobre una reserva de más de 30 000 toneladas que es una cantidad colosal si tomamos en cuenta su densidad y capacidad energética. Lo malo es que la minería de este elemento está prohibida en nuestro país y tampoco quiere ni verlo.