La rivalidad entre las mayores potencias del planeta va mucho más allá de su poderío militar, porque también incluye la productividad y las capacidades comerciales que cada una puede brindar al resto de los países para extender su influencia. Así que ahora veremos cómo Estados Unidos competirá con China, y para llevar la delantera será capaz de mover todos sus recursos, y buscará hasta debajo de las piedras.
Estados Unidos no cede su lugar como potencia mundial
La nueva administración de Trump está generando una profunda transformación en el mapa geopolítico planetario, y pasará algún tiempo hasta que se pueda ver con claridad si esto dará un resultado positivo o negativo. Actualmente, todas las naciones continúan observando el acontecer diario de esa nación, porque de allí constantemente surgen numerosas noticias que tienen una gran relevancia.
Pues es innegable que las decisiones presidenciales tienen una gran repercusión para el resto de los países, y una influencia notable en el acontecer económico mundial, ya que por algo es la gran potencia mundial. Ahora nos encontramos con que Estados Unidos competirá con China, y en su afán de salir victoriosos están dispuestos a hacer cualquier cosa, y para lograrlo buscarán hasta debajo de las piedras.
El regreso al pasado y sus oscuras repercusiones
En su empeño por superar a China, el presidente de Estados Unidos está dispuesto a tomar decisiones inesperadas en diversas áreas. Con respecto a las energías, ha decidido retomar y ampliar el uso del carbón, que es considerado como uno de los combustibles fósiles que emite la mayor cantidad de gases de efecto invernadero a la atmósfera, y también está entre los causantes del calentamiento global.
Esta decisión es controversial por varias razones, pues, aunque la combustión del carbón se realiza a través de métodos menos contaminantes que los usados en épocas anteriores, no deja de generar mayores proporciones de emisiones en comparación con las tecnologías recientes. Además, cada megavatio tiene un precio exorbitante de $90, en contraste con los $23 estimados de la energía solar en 2028.
Por otra parte, sorprende que, después de reducir el uso del carbón para generar electricidad, en 2023 produjo el 16%, ahora se pretenda volver a emplearlo, justo cuando existe un auge de energías limpias. Esto constituiría un enorme retroceso para el desarrollo de las energías limpias en Estados Unidos, que ahora depende en un 43% del gas natural, el resto lo proporcionan la energía nuclear, la solar y la eólica.
China también incrementa el uso del carbón como combustible
Al parecer, la competencia entre China y Estados Unidos ahora está centrada en cuál de ellos puede obtener más energía de la manera más contaminante posible. Pues los chinos emprendieron la edificación de centrales eléctricas que trabajan con carbón para producir alrededor de 94.5 GW, lo que le permitirá seguir en primer lugar en la generación de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial.
Esta es una paradoja incomprensible, porque China es donde más se utilizan las energías verdes como la eólica y la solar (como este parque solar que colocaron en lo alto del Tíbet), que presentan una capacidad de producción de electricidad de unos 365 GW. Mientras que, por el otro, se ha incrementado de forma sostenida la extracción del carbón que en 2024 llegó hasta los 4800 millones de toneladas, y sigue creciendo.
En definitiva, la competencia entre las dos mayores potencias del mundo no se detiene, y ahora se dirige a la combustión del carbón como fuente de producción de electricidad. En Estados Unidos, el presidente Trump retoma esta práctica a pesar de ser mucho más cara que el uso de la solar, y China vive en una paradoja incomprensible (aunque ahora el presidente de los EUA va por el gigante asiático).