Aunque los Estados Unidos y China son rivales en muchos sectores como en el comercial por la imposición de los aranceles, así como en el campo ideológico, han establecido una alianza para llevar a cabo investigaciones científicas que buscan resolver inconvenientes comunes, sobre todo desde un enfoque ambiental. Ahora se han unido para transformar en una oportunidad al mayor problema de la humanidad.
Una rivalidad que explotó en el siglo XXI
Los Estados Unidos durante varias décadas estuvo dominando junto con Rusia como potencia mundial, pero los rusos no pudieron mantener el paso, dejando a Norteamérica como el líder absoluto. Pero China comenzó desde hace unos 30 años un acelerado desarrollo que hizo que, entrando este siglo, el gigante asiático comenzara a destacar en varias áreas para crearse un lugar como potencia junto a EUA.
Esta rivalidad surge porque ambos países son antagonistas en su ideología y forma de gobierno, por lo que su influencia en el mundo es muy diferente, pero también muy marcada. En los terrenos que clásicamente ambos países han tenido desacuerdos, es en el económico y militar, pero se viene a sumar la carrera por el dominio de la tecnología, especialmente por la inteligencia artificial, telecomunicaciones, chips y semiconductores.
Estados Unidos y China dejan a un lado las diferencias para enfrentar el mayor problema de la humanidad
Cuando nos referimos al mayor problema de la humanidad, estamos hablando del exceso de residuos plásticos que se desechan sin conciencia y por cantidades brutales. Vista esta situación, un grupo de científicos de China y Estados Unidos unió esfuerzos y ha creado un proceso que es innovador, gracias al cual se transforma este material, que tantos dolores de cabeza ha dado, en combustible tipo gasolina.
Pero no solo eso, pues también puede generar como segundo producto ácido clorhídrico que es reutilizable (este método será ideal si se combina con esta planta que salvará a la humanidad). El método es de un único paso y la reacción se produce a temperatura y presión ambiente, estas características lo hacen energéticamente muy eficiente y con una demanda de energía muy baja, además de ser muy simple.
Por otra parte, tiene una eficiencia de transformación que es superior al 95 % y utiliza como catalizadores sustancias que son iónicas cloroaluminatas a baja temperatura. Como ya dijimos, es un proceso de una sola etapa, por lo que los plásticos a procesar no requieren una preparación previa, aunque se recomienda que estén completamente secos y limpios, aunque esto no es indispensable ni obligatorio.
El procedimiento de conversión es más sencillo de lo que pensamos: para los plásticos tipo PVC o poliolefinas se mezclan los materiales, se emplean isoalcanos ligeros que se utilizan en las fábricas y refinerías para disolver plásticos de diferentes texturas y se procede al rompimiento de los enlaces C – C. Posteriormente se hace el intercambio de hidrógeno y la alquilación mediante isobutano o isopentano, aunque el personal de los Estados Unidos prefiere el primero.
¿Qué ocurre si el plástico es del tipo PVC?
El cloruro de polivinilo o PVC, hecho en los Estados Unidos, conforma aproximadamente el 12 % de todos los plásticos y tiene cloro. Este proceso permite la eliminación de este compuesto mientras se transforma en combustible y el elemento que se separa de la reacción se convierte en ácido clorhídrico, el cual es reutilizable. Durante la aplicación del método no se emiten elementos peligrosos.
En conclusión, los Estados Unidos y China se aliaron para enfrentar uno de los mayores problemas de la humanidad, como son los desechos plásticos (esto ocurrió a tiempo, puesto que se ha descubierto que su reciclaje es un fraude). Entre todos han desarrollado un proceso que permite transformar este material en gasolina y ácido clorhídrico, sin generar emisiones peligrosas de gases.