El transporte cumple con una función esencial en cualquier lugar del planeta donde haya un asentamiento humano, independientemente de sus dimensiones y del número de personas que realicen alguna clase de actividad, porque siempre van a necesitar movilizarse. En ese sentido, años de estudio en casi 30 ciudades señalan otro camino para trasladarse que no incluye ni coches eléctricos ni el hidrógeno.
La motorización del transporte aceleró el progreso
La necesidad de moverse de un sitio a otro forma parte de los seres humanos, bien sea a través de distancias largas o cortas, siempre hay algún motivo para ir a otra parte. Por eso, desde que se comenzó a vivir en comunidad, se buscó la manera de facilitar el traslado tanto de personas como de los diferentes tipos de materiales que se precisaran para satisfacer los requerimientos que tenían en diversas situaciones.
El hecho de lograr que los medios de locomoción contaran con motores marcó una gran diferencia, porque aceleró el progreso de la civilización, aunque esto también trajo consigo el incremento desmedido de los gases de efecto invernadero. Para remediar esa situación, se llevaron a cabo años de estudio en casi 30 ciudades, y estos señalan otro camino, pues ni los coches eléctricos ni el hidrógeno son la solución.
Las ciudades pueden estimular el uso de las bicicletas
Cualquier lugar que desee mejorar su capacidad de sostenibilidad tendría que enfocarse en primer lugar en los medios de transporte que utiliza, con la finalidad de estimular aquellos que no generen emisiones de gases de efecto invernadero. Y la bicicleta constituye una excelente alternativa, por ello se realizó un estudio en 28 ciudades de Estados Unidos, en un periodo de 6 años, para tratar de fomentar su uso.
Cada vez resulta más común observar a muchas personas desplazándose en bicicletas, lo cual, además de traer beneficios para su salud, reduce los costos del transporte, así como también la contaminación ambiental (incluso hay empresas y países que promueven su uso como este ejemplo que ha dado España). En muchos lugares los ciclistas se tienen que movilizar por las mismas calles que los automovilistas, poniéndose en peligro.
Hay lugares en los que se indica que las bicis comparten el espacio con los coches, otros que tienen carriles específicos para las bicis, y por último, se encuentran las vías seguras para los ciclistas, lejos del tráfico automotor. En el estudio se evaluaron 14 011 sectores de las 28 localidades estadounidenses, y encontraron que el acceso a vías seguras para bicicletas, separadas de las calles normales, incrementaba su uso.
Las vías seguras para ciclistas provocaron un incremento del 281.2 % de usuarios respecto a los que circulan con otros vehículos, y del 52.5 % en comparación con los que circulan en carriles para bicis. Esto apunta claramente a que las ciudades que estén interesadas en fomentar el empleo de las bicicletas como medio de transporte lo lograrían fácilmente construyendo vías especiales para ellas, alejadas de los vehículos.
Las vías seguras incrementan el uso de las bicicletas
El estudio citado anteriormente revela cómo el hecho de que los ciclistas se sientan más seguros incrementa en gran medida el empleo de este medio para desplazarse por las ciudades, porque disminuye significativamente la tensión de tener que moverse cerca de los coches. El establecimiento de vías protegidas para las bicis es un gran paso para lograr la descarbonización y la sostenibilidad de cualquier población.
Concluyendo, un estudio llevado a cabo en casi 30 ciudades de Estados Unidos reveló que la construcción de vías seguras para la circulación de bicicletas, lejos del tráfico automotor, incrementó de forma significativa su empleo en comparación con los casos en que deben compartir las vías o estar cerca de los coches (en España se les permite a los ciclistas circular en dirección contraria a los coches en determinados casos).
