En estos momentos en que la crisis energética toca las puertas de Europa, todos los países deben hacer un frente común para enfrentarla y así tener oportunidad de éxito, manejando fuentes energéticas que sean amigables con el medio ambiente, sostenibles y que no produzcan emisiones contaminantes. En este contexto, el continente está planificando su mayor avance histórico y todos quieren participar.
El mercado del combustible ecológico en Europa
En las últimas décadas, y como consecuencia de la preocupación general que reviste la situación climática de la Tierra y sus consecuencias, el combustible ecológico ha sido un elemento rápidamente ha tomado popularidad en Europa, la cual representa casi el 55 % del mercado mundial de carburante, esto a pesar de los retos en su producción, como costos y falta de infraestructura.
Tanto de elaboración como de distribución. Hablando de esto último, todas las naciones del viejo continente han invertido millones de dólares en la construcción de una red internacional que comprende estaciones, un almacenamiento seguro de capacidad alta en distintas naciones y un sistema que distribuye el producto de manera muy eficiente para el envió del cmbustible hasta los puntos de consumo.
El nuevo cambio propuesto que involucra a todos los países europeos con la distribución
Europa, a través de la Agencia de Cooperación de los Reguladores de la Energía de la Unión Europea (ACER por sus siglas en inglés), cuya misión es la integración de todos los mercados energéticos de la región, ha propuesto en su Recomendación 02/2025 una metodología para la determinación de costos por país para el desarrollo de las redes de distribución de hidrógeno verde por todo el continente.
Con este mecanismo de asignación intertemporal se trata de establecer y repartir de manera equitativa los gastos en infraestructura hidrogenera sostenible entre los países que sean usuarios actuales y los que esperan serlo en el futuro (incluso aquellos que posean grandes yacimientos de este gas, como el encontrado en España en una mina). Con ello se tiene el propósito de hacer una transición energética más fácil y sin traumas.
De esta manera harían más ligero el peso económico entre los primeros adoptantes. Este mecanismo de asignación hará que los operadores de las redes, de manera intertemporal, puedan distribuir los costos de la actualidad en varias décadas en el futuro. En referencia a este punto, el reporte de ACER dice que con esta metodología se asegura que los territorios que usarían esta red, tanto en el presente como en el futuro, compartirían los gastos de una manera equitativa.
Asimismo, Europa justifica su adopción recordando que la construcción de las redes de este gas lleva consigo muchos riesgos desde el punto de vista financiero, por los precios de inversión que son muy altos y por la poca capacidad de predecir la demanda futura. Ya que es un combustible que es muy nuevo en el mercado y, la gran mayoría de los países están adaptando sus industrias para su uso.
Mientras tanto… ¿cómo queda España?
Según el pronóstico de la consultora sobre nuevas energías llamada Energy Transition Outlook de DNV, la demanda en Europa de este combustible verde será de 28 MtH2 por año a partir de 2050. Para ese año se espera que España esté en la capacidad de aportar 2,5 MtH2 anuales, es decir, casi un 10 % del total. Así que sería clave para la economía española, que se vería incrementada en gran medida.
En definitiva, con esta propuesta que hace Europa a través de ACER se producirá un gran cambio y se impulsarán las redes de distribución del hidrógeno verde al prorratear de una forma equitativa los costos (los que son muy altos para España y para el resto de los países pioneros). Lo que se recomienda hacer a lo largo de varias décadas en el futuro.