La gasolina no es eterna. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), un conductor puede recorrer, de media, 12.562,9 km cada año. Hay quien supera esa cifra y otros que se quedan lejos. En este contexto, las personas que no cogen el coche con frecuencia comienzan a hacerse preguntas como las siguientes: ¿estará en buen estado mi combustible cuando vuelva a poner en marcha el coche? ¿Puede caducar si lleva mucho tiempo en el depósito sin movimiento?
Hay depósitos en los que el nivel de combustible no baja, sin importar si pasan semanas o meses. Si bien la gasolina no tiene fecha de caducidad como sí pueden tener los yogures u otros productos que estamos acostumbrados a comprar, sí que pierde propiedades con el tiempo. Hay que tener en cuenta que en su composición lleva varios aditivos y estos sienten el paso de los días.
¿Cuánto tiempo puedes dejar la gasolina en el depósito?
La pérdida de las propiedades de la gasolina se debe a la oxidación de los hidrocarburos que componen el combustible: butanos, butenos, metilnaftaleno… Esto puede suceder por el paso del tiempo, pero también por el contacto con el oxígeno, la presencia de metales o humedad, los propios compuestos del carburante, la temperatura exterior y la luz. Lo recomendable es que un depósito no tenga el mismo combustible durante más de 3 o 6 meses. Sin embargo, algunas petroleras aseguran que su carburante es tan bueno que puede permanecer intacto hasta un año gracias a la presencia de sus aditivos.
Las averías que derivan del poco uso del vehículo
Además de la pérdida de las propiedades, tener el vehículo sin movimiento con el mismo depósito puede acarrear una serie de averías, ya sea que el depósito tenga gasolina o diésel. Cuando esos hidrocarburos se oxidan, producen compuestos insolubles, unos residuos que pueden derivar en una avería.
Los problemas que pueden aparecer son los mismos que aparecen cuando se apura la reserva del depósito con una considerable diferencia: el combustible degradado lleva más residuos porque está oxidado. De esta manera, los inyectores se pueden dañar por una saturación que les impida trasladar al cilindro la cantidad correcta de carburante.
El aforado es otro de los componentes que queda expuesto a la oxidación de la gasolina, acumulando residuos. Debido a ello, puede quedarse en el fondo del depósito, impidiendo que pueda medir bien la cantidad de combustible.
Otra víctima fatal de esta situación es la bomba de combustible. Es la encargada de llevar la gasolina o el diésel al interior del motor. El hecho de que haya restos la obliga a realizar un esfuerzo mayor al normal. Por último, el filtro acumulará más y más deshechos, impidiendo la correcta circulación del combustible.
Consejos para ahorrar al repostar gasolina
En este contexto, la mejor opción es utilizar el combustible en el menor tiempo posible. Llenar todo el depósito no siempre es la mejor opción. Es de considerar que el coche puede consumir más en este caso porque aumenta de peso. Tampoco debe llevarse en reserva, dados los problemas que esto conlleva. El repostaje perfecto debería ser un equilibrio entre estas dos realidades extremas.
Por otra parte, repostar gasolina por la mañana permite ahorrar más debido a que normalmente ese horario presenta una temperatura ambiente y de suelo más baja. Todas las estaciones de servicio suelen tener depósitos bajo tierra. Al contrario de lo que pasa durante el día, cuando la temperatura del suelo sube y los carburantes presentan una tendencia a la expansión. Es por esta razón que, llenando el depósito al mediodía, por la tarde o al anochecer, el litro de combustible no va a ser un litro exacto.
Cuando hablamos de industria petrolera, la gravedad específica y la temperatura del suelo son cruciales.













