El hidrógeno es conocido como “el combustible del futuro” puesto que reporta una serie de ventajas siendo la principal que no tiene emisiones de gases de efecto invernadero, su único desecho es el vapor de agua. Sin embargo, hay obstáculos que parecen insalvables para su implementación. Veamos.
Coches eléctricos y coches de hidrógeno: ¿cuál es mejor?
Un coche eléctrico toma su energía de una batería que es recargable al enchufarla a una fuente adecuada. Mientras que los vehículos que funcionan con gas son propulsados por medio de una pila de combustible que produce la electricidad con la que se energiza al motor y su único desecho es vapor de agua y calor.
Por otra parte, la recarga de hidrógeno lleva aproximadamente el mismo tiempo que un coche de diésel o gasolina, mientras que uno eléctrico puede tardar varias horas para una carga del 100 % y tiene una autonomía muy limitada. Con todas estas características, pareciera que el automóvil eléctrico está en desventaja.
¿Por qué este gas no ha terminado de convencer a los usuarios de coches?
Cuando decimos “el mundo teme que acabe pasando esto”, nos referimos al temor de que el coche de hidrógeno acabe siendo un fracaso debido a varios factores. Uno de ellos se refiere a que solo pueden repostar en estaciones especiales, las cuales son muy escasas. En toda España hay solo siete hidrogeneras.
Entonces hay muy pocas de estas estaciones porque casi no hay de estos coches… y no hay de estos coches porque no hay puntos de recarga, todo un círculo vicioso. Además, instalar una de estas estaciones es muy costoso. Esto, aparte del precio de un kilo de este combustible está alrededor de 18 euros.
Otro punto en contra del uso de este gas como combustible, es que este tipo de coche es muy ineficiente energéticamente comparado con uno eléctrico. Ya que, comenzando con el proceso de generación, se debe comprimir a 700 bares de presión para almacenar y transportar este elemento y convertirlo en electricidad.
Con la ayuda de la pila de combustible. En toda esta conversión se pierde gas y esto sin contar con el rendimiento del motor. De acuerdo a la empresa Transportation & Environment, que se dedica al estudio de la movilidad, la eficiencia de este coche es apenas del 33 % frente, por ejemplo, al 77 % del coche eléctrico.
Por otra parte, en la producción de combustible verde se gasta mucha mayor energía que la que se obtiene al final. Se produce mediante electrólisis del agua, que es un proceso donde se separan las moléculas de hidrógeno y las de oxígeno. Es una técnica que resulta que involucra equipos llamados electrolizadores.
Los que tienen una eficiencia eléctrica que va del 70 al 82 %, por lo que, para producir un kilogramo de este gas, con una energía combustible específica de 40 kWh/kg se gastarían alrededor de unos 55 kWh. Viendo estos números, resulta claro que la inversión en energía para crearlo es mucho mayor que la que se produce.
No siempre se puede utilizar hidrógeno verde porque es muy costoso
Para señalar el origen de ese gas existe un código de colores. Donde el gris se produce a partir de combustibles fósiles, el rojo proviene de procesos nucleares y el verde es producido con recursos renovables. El problema es que este último resulta muy caro, costo que debe pagar el usuario del coche.
En conclusión, el hidrógeno, que fue considerado el combustible milagro por sus propiedades ecológicas y sostenibles, tiene oscuros secretos que no han permitido su masificación. Es por ello que las personas tienen el temor de que los vehículos que funcionen con este elemento sean un fracaso.