La idea suena a guion de película, pero llega de un laboratorio real. El físico Melvin Vopson, de la Universidad de Portsmouth, plantea que la gravedad no sería una fuerza básica de la naturaleza, sino el resultado de un proceso que intenta ahorrar información. Si estuviera en lo cierto, la misma fuerza que mantiene la Luna en su órbita y nos hace notar el peso de una mochila sería, en el fondo, un efecto de cálculo.
La propuesta aparece en un artículo de 2025 en la revista AIP Advances. Allí se plantea si la gravedad puede entenderse como una pista de que el universo funciona como un gran ordenador. No afirma que la simulación esté demostrada, pero describe la gravedad usando herramientas de teoría de la información. La conocida hipótesis del universo simulado, asociada a Nick Bostrom, es el marco en el que sitúa su trabajo.
Qué hace la gravedad en todo esto
Para explicar su nueva idea, Vopson pide imaginar el espacio como una rejilla de píxeles diminutos. Cada celda sería capaz de almacenar un bit, un cero si está vacía o un uno si contiene materia. Si las partículas están muy separadas, hay muchos unos dispersos y la entropía de la información es alta; si se agrupan, esa descripción se simplifica y la entropía baja.
Antes de este estudio, el autor ya había trabajado en esta línea. En 2019 propuso que masa, energía e información están relacionadas mediante un principio de equivalencia. Después formuló la llamada segunda ley de la infodinámica, según la cual la entropía de la información en un sistema aislado tiende a disminuir o, como mucho, a quedarse igual. En su visión, la naturaleza prefiere estados donde la información está más ordenada porque así se necesita menos potencia de cálculo.
Aplicando esa ley al universo, el sistema tendería hacia el estado más ordenado. En sus cálculos, eso se traduce en que las partículas se atraen y se juntan con una fuerza cuya expresión coincide con la ley de la gravedad de Newton. La misma fórmula que relaciona la masa de dos cuerpos y la distancia entre ellos aparece aquí como consecuencia de cómo se reorganiza la información en el espacio.
Un universo que se comporta como un programa
El trabajo va un paso más allá y conecta esta idea con la hipótesis de la simulación. Si el espacio y el tiempo estuvieran formados por celdas mínimas que guardan bits de información, el universo sería parecido a una simulación numérica. Igual que un ingeniero divide una pieza en pequeños elementos para que el ordenador pueda calcular tensiones y deformaciones, cosmos se podría ver como una malla donde se actualiza el estado de cada punto.
Para un observador externo, las leyes de la física serían entonces el conjunto de instrucciones de un código. Para quienes vivimos dentro, lo que vemos son ecuaciones y constantes que parecen fijas. Vopson enlaza esta imagen con otro detalle que le llama la atención, la abundancia de simetrías en la naturaleza, que en sus cuentas también pueden interpretarse como una forma de ahorro de información.
Hipótesis arriesgada y por qué nos importa
El propio autor insiste en que todo esto sigue siendo una hipótesis por comprobar. Sus artículos llevan signos de interrogación y advertencias claras, y reconoce que sus ideas necesitan ser probadas y criticadas por otros grupos. Recuerda además que su objetivo no es derribar la relatividad general de Einstein, que describe muy bien la gravedad a gran escala, sino aportar una posible capa de interpretación basada en la información.
¿Qué tiene que ver todo esto con la factura de la luz o el aire que respiramos? Más de lo que parece, porque toca algo que forma parte de la vida diaria. Cada foto que subimos, cada vídeo que vemos en el móvil y cada correo que guardamos ocupa espacio físico en servidores que consumen energía. La idea de que la información está ligada a la energía y a la materia recuerda que el mundo digital no es etéreo y que la eficiencia en el uso de datos también tiene impacto ambiental.
Si algún día se confirmara que el universo funciona de forma parecida a un programa que intenta no malgastar bits, esa búsqueda de ahorro y orden estaría escrita en la base misma del cosmos. Hasta entonces, estudios como este sirven para algo muy sencillo. Recordarnos que aún sabemos poco sobre lo que llamamos realidad.
El estudio científico original ha sido publicado en AIP Advances.










