A unos 12.000 millones de años luz, el cuásar APM 08279+5255 aparece rodeado por una cantidad descomunal de vapor de agua (equivalente a 140 billones de veces el agua de los océanos terrestres, 140 trillones en la escala anglosajona). El hallazgo lo difundieron equipos vinculados al Jet Propulsion Laboratory (JPL) y Caltech en 2011, pero vuelve periódicamente a los titulares por su escala y por lo que sugiere sobre la química del universo temprano.
Reserva de agua en el universo primitivo
La cifra impresiona, pero conviene aterrizarla. Lo detectado es agua en estado gaseoso, extendida en una región de cientos de años luz alrededor del núcleo activo, no un “mar” navegable ni una esfera de agua líquida flotando en el vacío.
La nota oficial del JPL resume el tamaño con una comparación directa (la masa total de vapor equivale a 140 billones de océanos terrestres) y añade un matiz clave (aun así, el gas es extremadamente tenue en comparación con la atmósfera de la Tierra).
Cuásar APM 08279+5255 y agujero negro supermasivo
El “motor” del sistema es un agujero negro supermasivo. En APM 08279+5255 se estima una masa de unas 20.000 millones de soles, con una potencia radiada comparable a la de mil billones de soles. Esa energía no sale del interior del agujero negro, sino del material que cae hacia él, se comprime, se calienta y acaba brillando en múltiples longitudes de onda.
En este entorno, el vapor de agua actúa como un marcador químico y físico. Su presencia ayuda a reconstruir cómo es el gas que alimenta al núcleo (temperatura, densidad y exposición a radiación).
Vapor de agua (por qué no son océanos)
La propia NASA lo deja claro con datos que chocan con la imagen mental de “océanos”. El gas está a unos menos 53 grados Celsius, es 300 billones de veces menos denso que la atmósfera terrestre y, aun así, resulta “cálido y denso” para estándares galácticos (aproximadamente cinco veces más caliente y entre 10 y 100 veces más denso que lo típico en galaxias como la Vía Láctea).
Otro dato útil para ponerlo en perspectiva es que la Vía Láctea también tiene vapor de agua, pero en total sería unas 4.000 veces menos que lo estimado alrededor de este cuásar (en parte porque en nuestra galaxia gran parte del agua está en forma de hielo).
Cómo se detectó el agua a 12.000 millones de años luz
La detección no se hizo “viendo” agua como quien fotografía un lago. Se identificaron firmas espectrales, huellas en frecuencias específicas que emiten o absorben las moléculas cuando cambian de estado energético.
Según JPL y Caltech, un equipo liderado por Matt Bradford usó el instrumento Z-Spec en el Caltech Submillimeter Observatory y observaciones de seguimiento con CARMA, mientras otro equipo liderado por Dariusz Lis utilizó el interferómetro Plateau de Bure en los Alpes franceses. La combinación permitió pasar de una señal puntual a una estimación más robusta de masa y condiciones del gas.
Agua y vida extraterrestre (lo que sí implica y lo que no)
Encontrar agua tan temprano en la historia cósmica refuerza una idea amplia en astrofísica. El agua (una vez existen hidrógeno y oxígeno disponibles en el medio) puede ser común. Pero también subraya el punto contrario al titular fácil. Agua no significa habitabilidad.
En APM 08279+5255, el agua está inmersa en un ambiente dominado por radiación intensa y dinámica violenta alrededor de un agujero negro supermasivo. Es un laboratorio extremo para entender cómo evolucionan galaxias y núcleos activos, no una promesa de “mundos habitables” a 12.000 millones de años luz.
El comunicado oficial ha sido publicado en el Jet Propulsion Laboratory (NASA).
Image credit: NASA/ESA.
