El James Webb confirma la supernova más antigua observada tras un estallido de rayos gamma. El destello (GRB 250314A) duró unos diez segundos y se originó cuando el universo tenía unos 730 millones de años, según los datos reunidos por SVOM, Swift y el observatorio espacial
El universo primitivo ha vuelto a dejarse ver en un fogonazo. Un estallido de rayos gamma de alrededor de diez segundos, detectado el 14 de marzo de 2025 por el satélite franco chino SVOM, ha terminado siendo la pista decisiva para confirmar la supernova más lejana (y más antigua) observada hasta ahora. El telescopio espacial James Webb ha identificado la explosión estelar que siguió al estallido y ha localizado, además, la tenue galaxia anfitriona.
Supernova más antigua confirmada por el telescopio James Webb
La señal recibió el nombre de GRB 250314A y activó un seguimiento coordinado que acabó apoyándose en el Webb, el instrumento con sensibilidad suficiente para separar la luz residual de la supernova de la de su galaxia. Según explicó Andrew Levan, autor principal de uno de los trabajos, “Only Webb could directly show that this light is from a supernova” y la observación demuestra que el telescopio puede rastrear estrellas individuales cuando el universo tenía apenas el 5% de su edad actual.
El hallazgo, publicado en Astronomy and Astrophysics Letters, se apoya en dos artículos complementarios, uno centrado en el análisis con el Webb y otro en la detección y caracterización inicial del estallido con SVOM.
SVOM y Swift activan la alerta internacional
SVOM registró el evento el 14 de marzo de 2025 a las 12.56 UTC, con una primera detección débil que obligó a verificar si se trataba de un fenómeno real o de ruido de fondo. El propio equipo de la misión relata que, tras la confirmación por un segundo instrumento a bordo, se emitió un aviso a la comunidad internacional para movilizar telescopios en tierra y en el espacio.
La cadena de respuesta incluyó al observatorio Swift de la NASA, que localizó la fuente de rayos X en el cielo en torno a una hora y media después, lo que permitió afinar las observaciones posteriores y preparar el terreno para que el Webb apuntara con precisión.
Qué dice el corrimiento al rojo z 7,3 sobre el universo primigenio
La distancia se estableció mediante espectroscopía con grandes telescopios terrestres. El corrimiento al rojo se estima en torno a z 7,3, una cifra que sitúa el evento en plena era de la reionización, cuando las primeras generaciones de estrellas y galaxias estaban encendiendo el cosmos.
Decir que la luz ha tardado unos 13.000 millones de años en llegar no significa que el universo tenga esa edad en el momento de la explosión. La misma medición indica que el estallido se produjo cuando el universo tenía unos 730 millones de años. Esta diferencia se explica por la expansión cósmica, que estira la longitud de onda de la luz y también dilata el tiempo observado.
Por qué el hallazgo reabre preguntas sobre las primeras estrellas
La sorpresa científica no está solo en la distancia. El equipo destaca que la supernova se parece más de lo esperado a explosiones “modernas”, algo que tensiona la idea de que las primeras estrellas, con menos elementos pesados, debían producir firmas claramente distintas. Nial Tanvir, coautor del análisis, resumió el desconcierto con una frase tajante “Webb showed that this supernova looks exactly like modern supernovae”.
La interpretación prudente es que el registro abre una ventana y también un interrogante. El Webb ha demostrado que puede llegar a esa época y separar señales que, hasta ahora, quedaban mezcladas en unas pocas “manchas” de píxeles. El siguiente paso será ampliar la muestra para saber si este parecido es la norma o una excepción estadística en un territorio del universo donde aún hay muy pocos casos bien medidos.
Debate sobre la expansión del universo y la energía oscura
El episodio recuerda, de paso, que las supernovas no solo sirven para entender la vida y muerte de las estrellas, también son una herramienta central en cosmología. El Nobel de Física de 2011 reconoció el uso de supernovas lejanas para concluir que la expansión del universo se acelera.
Esa conclusión sigue siendo el marco dominante, pero la discusión científica sobre posibles sesgos y sobre si la energía oscura es constante o evoluciona ha cobrado nueva tracción en los últimos años. Una nota reciente de la Royal Astronomical Society recoge estudios que plantean, con cautela, escenarios en los que la aceleración podría estar debilitándose, un debate todavía abierto y lejos de resolverse.








