En el sector construcción, el santo grial consiste en encontrar un material cuyos componentes sean ecológicos, sin emisiones de gases de efecto invernadero y que su proceso de fabricación sea sostenible. Y ya lo hemos encontrado con este ladrillo crudo que es tan resistente como el acero y el hormigón. Veamos esta maravilla.
La reinvención del ladrillo que no necesita cemento para unirlo
Investigadores de la Universidad de West England que se encuentra en Bristol, Reino Unido, han presentado una innovadora técnica para la elaboración del ladrillo de adobe. Los cuales no necesitan mortero ni cemento para unirlos y cuya fabricación es sostenible y sin emisiones de CO2 a la atmósfera.
Este proceso se fundamenta en la creación de bloques, los cuales pueden ser apilados de forma entrelazada y así forman uniones que son muy resistentes, lo cual se debe a las formas tan particulares de los mismos. Este tipo de uniones son muy sólidas y se comportan en forma similar al acero dentro del hormigón.
Específicamente ¿cómo se elaboran estos bloques naturales?
Para la elaboración de este ladrillo crudo, los investigadores experimentaron con diferentes combinaciones de materiales y rellenos, en proporciones variables, pero al final seleccionaron agua, cáñamo y arcilla. Ya que son ingredientes sostenibles, ecológicos y tienen una gran resistencia al secarse a temperatura ambiente.
Los elementos vegetales de esta mezcla, actúan como lo haría el acero recubierto de hormigón. Curiosamente, otro componente básico al momento de hacer estos bloques es el molde. Para esto sus creadores hicieron una serie de ellos con ayuda de la impresión 3D los que permitieron dotar a la pieza de diferentes formas.
De acuerdo a la necesidad de la obra y así se facilita el proceso de levantamiento de la estructura. Con estos moldes de extrusión en 3D se pueden crear diseños entrelazados. De esta forma se evita la necesidad del uso del mortero en la construcción, el cual es el talón de Aquiles cuando se levantan obras con bloque de arcilla o adobe.
Un punto interesante es que en su fabricación no se emiten gases de efecto invernadero ya que, por sus componentes, no necesitan cocción y se secan al aire libre. La compactación está a cargo de las fibras de cáñamo que ejercen el papel de pegamento natural. Por lo que son muy sostenibles tanto en su fabricación como en uso.
Además, son reciclables y reusables, puesto que si una construcción hecha con estos ladrillos deja de ser útil se pueden recuperar estos materiales. Ya que por estar hechos de fibras y tierra pueden ser devueltos a su estado inicial y luego crear a partir de ella nuevas piezas para otra estructura, sin apenas desperdicio.
Pueden ser elaborados de acuerdo a su uso en la construcción
Una de las ventajas es que, dependiendo de su posición y función en la estructura, pueden ser hechos en dos versiones. La primera sería cuando deban soportar un gran peso o para uso exterior en fachadas. En este caso sería necesario el ladrillo “pesado” el cual se hace con una parte de arcilla, agua y arena.
Agregando como aglomerante paja de cebada. Pero si su uso es meramente decorativo o en paredes de poco peso, se usan los llamados “livianos” cuya mezcla es más simple pero efectiva. Esta consiste en tres partes del núcleo leñoso del cáñamo en forma de fibra y dos partes de arcilla mojada en agua común.
Como conclusión, este ladrillo crudo tiene muchas ventajas sobre los materiales tradicionales usados en la construcción. Entre ellas están que en su elaboración y proceso se utilizan materiales ecológicos y que son sostenibles, por lo que estas piezas son llamadas a jubilar al acero y el hormigón.