Un equipo internacional de astrónomos ha presentado la primera evidencia sólida de un agujero negro supermasivo “a la fuga” (un objeto de al menos 10 millones de masas solares) que se aleja de su galaxia de origen a una velocidad cercana a 954 km por segundo. El hallazgo se apoya en observaciones del James Webb con el instrumento NIRSpec, que han permitido medir un patrón de velocidades compatible con un choque supersónico en la punta de una estela de gas de gran tamaño. El trabajo está disponible como prepublicación en arXiv y aún no ha pasado la revisión por pares.
La clave está en una estructura larga y estrecha de gas que apunta hacia una galaxia y termina en un “cabezal” brillante. En la interpretación de los autores, esa “punta” marca el lugar donde el objeto compacta y calienta el gas al atravesarlo, generando un frente de choque y una estela posterior. En sus datos, el equipo identifica un salto cinemático muy marcado (un cambio de velocidad radial de alrededor de 600 km por segundoen una escala espacial pequeña) que encaja con un cuerpo masivo que avanza a gran velocidad por el medio que rodea a la galaxia.
La pista decisiva (un mapa de velocidades con firma de choque)
Según el artículo, las observaciones con NIRSpec en modo IFU (que permite mapear espectroscópicamente una región, píxel a píxel) muestran que el movimiento del gas no es “caprichoso”. Presenta un dibujo coherente con lo que la teoría predice para un objeto que viaja de forma supersónica, comprimiendo el gas por delante y dejando atrás material turbulento que se mezcla gradualmente con el entorno. En ese marco, los autores estiman la velocidad del agujero negro en 954 km por segundo con un margen de incertidumbre, y sitúan el fenómeno a un corrimiento al rojo z=0,96.
Este tipo de confirmación era difícil precisamente porque un agujero negro, por definición, no “se ve”. Lo que se observa son sus efectos (en el gas, en las líneas espectrales, en la energía depositada en el medio). Por eso, el trabajo insiste en que la prueba ya no es solo morfológica (una estela llamativa), sino dinámica (un campo de velocidades que encaja con un modelo físico de choque).
Qué significa (y por qué refuerza una teoría vieja)
La idea de fondo es conocida por los especialistas desde hace décadas: cuando las galaxias colisionan y sus agujeros negros centrales interactúan, pueden producirse escenarios extremos.
- En un escenario, tres cuerpos masivos entran en una interacción gravitatoria inestable y uno puede salir despedido.
- En otro, dos agujeros negros se fusionan y el sistema recibe un “empujón” por recoil gravitacional (un retroceso asociado a la emisión asimétrica de ondas gravitacionales).
El nuevo caso se interpreta como una confirmación observacional de que, al menos en algunas fusiones, una galaxia puede perder su agujero negro central, con consecuencias para su evolución futura (desde cómo crece su bulbo central hasta cómo se regula la formación estelar).










