La llamada Máquina del Fin Mundo es un ingenio donde se realizan pruebas a nivel de átomos y partículas mediante la aceleración y verificando su comportamiento. Había una creencia respecto a que eran capaces de crear un agujero negro, pero causó histeria a ver que no fue así. Veamos más de cerca.
Primero… ¿en qué consiste un agujero negro?
El agujero negro es una región limitada del espacio sideral, cuyas características son descritas mediante las ecuaciones de Einstein. Posee una masa muy concentrada y elevada la cual crea un campo gravitatorio tan fuerte que nada escapa de él, es decir, ni las partículas ni la luz ni cualquier elemento.
Esta gravedad origina una singularidad cerrada conocida como horizonte de sucesos. La que actúa como zona limítrofe que separa la región dominada por este fenómeno del resto del universo. Por lo tanto, todo lo que caiga después de esta zona hacia dentro, es instantáneamente absorbido para siempre.
¿Es posible crear esta región del espacio en un acelerador de partículas?
El mayor acelerador de partículas del mundo, tanto por energía colisionante entre partículas como en extensión, es el Gran Colisionador de Hadrones (LHC por sus siglas en inglés), que se encuentra en la Organización Europea para la Investigación Nuclear entre entre Francia y Suiza. Se creía que podía crear un agujero negro.
Esta es una herramienta que se usa para investigar, así como para conocer las interacciones y propiedades de la estructura de las partículas elementales. En el LHC tiene unos haces de protones que se mueven a velocidades mayores que la luz con una energía de 6,5 teraelectronvoltios, la cual no es nada despreciable.
Esta energía, por lo menos en teoría, es menor a la necesaria para crear un agujero negro. Adicionalmente, hace falta que choquen dos protones acercándose a una distancia increíblemente pequeña, la que aún no es capaz de conseguirse con el LHC disponible, así que necesitaríamos otro con tecnología más avanzada.
Pero entonces en cambio ¿se pueden crear microagujeros negros?
De los datos que se han analizado sobre las colisiones de protones en el LHC, se han buscado evidencias de creación y, posterior destrucción de un agujero negro sin que hasta ahora haya constancia de ello. Lo que, paradójicamente, fue causa de una histeria colectiva entre los investigadores.
Sin embargo, sí se ha logrado establecer que, entre las interacciones primarias de las partículas, desempeñan un papel importante la nuclear débil, la nuclear fuerte y la electromagnética. También interviene la gravitatoria a pesar de ser muy débil para ser medida a excepción de con equipos muy sensibles.
Asimismo, las masas de las partículas de fotones que chocan también son muy pequeñas por lo que los efectos gravitatorios son despreciables, por lo menos en el momento del choque. En todos los experimentos y pruebas que se han hecho con el LHC se utilizaron distancias que son muy pequeñas.
Pero para el nivel de los protones, aún son muy grandes para que las partículas queden atrapadas por el campo gravitatorio. Ahora, si las masas de las partículas son muy pequeñas y este campo es muy débil, difícilmente se podría crear un microagujero negros y mucho menos un agujero negro.
Esto con la teoría de la física que conocemos hoy, pero esta no explica algunos fenómenos de alta energía y masa pequeña por lo que debe haber una teoría más general. Y dentro de la misma, quizás haya una forma de conseguir, por lo menos, la creación de microagujeros negros.
En conclusión, la LHC conocida como Máquina del Fin del Mundo es capaz de crear interacciones a nivel atómico muy fuertes, pero aún no está en la capacidad de crear agujeros negros porque el campo gravitacional es muy pequeño. Esta imposibilidad ha creado una histeria colectiva en la comunidad científica.








