El mundo tiene décadas buscando nuevas fuentes energéticas que le proporcionen electricidad de una manera confiable, abundante e ininterrumpida. Pero que a la vez no produzca emisiones de gases de efecto invernadero y sea amigable con el medio ambiente. Gracias a los avances tecnológicos y protocolos de seguridad, se ha adoptado la energía nuclear como la solución ideal. Ahora, la humanidad va más allá al colocar reactores nucleares por todas partes, incluyendo en el mar, que cambiará para siempre con esta nueva tecnología. Veamos cómo es esto.
Entérate de cómo es la nueva frontera para la humanidad: la nuclearización del mar
El vertiginoso avance tecnológico actual ha hecho que la humanidad se expanda a nuevos territorios a fin de cubrir su demanda energética cada vez más creciente. Sin embargo, estos espacios van siendo insuficientes, por lo que se ha decidido dar un paso lógico: la conquista del mar utilizando reactores nucleares. Lo cual se haría masificando su uso gracias a sus propiedades de producción tan singulares.
No obstante, su uso no se limitaría a la generación, aunque es un hito muy importante donde seríamos pioneros, ya que se extendería hacia el sector de la propulsión de embarcaciones civiles y mercantes. Para lo último, se aprovecharía la experiencia de los militares, habida cuenta de que vienen utilizando esta energía atómica en sus naves marítimas desde hace décadas con mucho éxito.
Los nuevos acuerdos que harán que se vean reactores nucleares en todos los mares
Enmarcado dentro del convenio Technology Prosperity Deal, que es un reciente acuerdo entre los Estados Unidos y el Reino Unido para la cooperación en áreas tecnológicas medulares, los gobiernos han suscrito un documento muy importante. Pues se trata de un Memorando de Entendimiento donde se contempla la masificación de reactores nucleares en el mar para el desarrollo de esta tecnología en un entorno poco convencional.
Este impulso podría ser muy rápido, ya que con este arreglo bilateral se trata de apresurar la creación e implantación de legislaciones que conlleven una regulación marítima. En lo que concierne a las operaciones de plantas atómicas flotantes para producir electricidad, así como barcos mercantes que usen esta tecnología como forma de propulsión. De hecho, hay mucha expectativa internacional por la firma de este tratado.
Ya que, como bien dice la organización independiente Nuclear Energy Maritime Organization o NEMO, este acuerdo es un paso más en el camino de la descarbonización para el transporte marino y las factorías ubicadas en las costas. Por otra parte, con la construcción de reactores nucleares flotantes y móviles, se aprovechará la sapiencia de estas dos naciones en el uso de una energía que se niega a morir en España.
El proyecto con el que iniciará esta alianza
La proliferación de los reactores nucleares como efecto de este acuerdo comenzará con la construcción, en la llamada Puerta de entrada de Londres en el mar, de una instalación microatómica. Se selecciona esta ubicación por ser uno de los principales centros logísticos y portuarios de la nación británica. Esta construcción estaría a cargo de la compañía norteamericana Last Energy.
Este gran proyecto tendrá una capacidad de 20 MW los cuales serán distribuidos para uso local y vertido en la red, llegando la energía a través de cables submarinos de gran potencia. Esta central comprende una inversión de 80 millones de libras esterlinas, que son casi unos 92 millones de euros, y se estima que entraría en operaciones a finales del año 2030 o a principios del 2031.
Concluyendo, ya será una realidad en el corto plazo la existencia de reactores nucleares fijos flotantes y móviles en el mar para la producción de energía y como sistemas de propulsión de la marina mercante. Con esta idea, los mares ya no serán los mismos, al igual que la navegación por el espacio, gracias al acuerdo alcanzado por los gobiernos de los Estados Unidos y el Reino Unido. Ello permitirá aprovechar la experiencia, de estos países en el sector para diseñar una normativa sólida. Ya se proyecta la construcción de una instalación microatómica que entraría en servicio en el 2030 o 2031.