En pleno auge de los beneficios de las energías renovables, y con numerosos gobiernos alrededor del mundo proyectando la continuidad de la transición energética, España dio a conocer al mundo un hallazgo prometedor. ¿Qué se esconde en el megayacimiento del Pirineo de Aragón? ¿Por qué podría cambiar el mundo y revolucionar Europa en materia ecológica? Continúa leyendo para conocer todos los detalles.
El adiós a los combustibles fósiles
Desde la década de los 70, dio inicio el lento declive de la popularidad de los combustibles fósiles. El petróleo fue el material que propulsó la innovación tecnológica en el mundo desde mitad del siglo XIX, y su comercialización llenó los bolsillos de los hoy grandes grupos económicos, además de remontar la economía de países como Venezuela y Rusia.
Sin embargo, hacia la segunda mitad del siglo XX, el perjuicio generado a la ecología por las masivas emisiones de CO2 liberadas en su extracción, refinación y combustión, alertó a los expertos en medioambiente, que comenzaron a indagar sobre las alternativas posibles para su reemplazo, además de advertir sobre el carácter no renovable del crudo, el gas natural y el carbón.
En estas circunstancias, un nuevo concepto comenzó a introducirse en los debates en torno a políticas medioambientales y abrió la posibilidad a un futuro más saludable, poniendo el foco en las llamadas energías limpias.
La transición energética se convirtió, desde entonces, en la opción más viable para frenar la degradación ambiental, que tuvo como consecuencia inmediata la crisis climática.
A través de documentos históricos como el Protocolo de Kioto (1997), diversidad de naciones se comprometieron a trabajar en la optimización y el financiamiento de recursos que permiten reducir la dependencia de los combustibles fósiles e impulsar el desarrollo tecnológico de la industria verde.
Con el objetivo de descarbonizar y electrificar los servicios más demandados, potencias como China, países de Europa como España y Alemania, y de América Latina, como Chile y Uruguay, comenzaron a priorizar el uso de la electricidad, alentando proyectos como, por ejemplo, los de movilidad eléctrica.
En este período de la historia de la humanidad, con pretensiones de superar las viejas fuentes de energía, el hidrógeno cobró protagonismo tras comprobarse su nula capacidad de contaminación atmosférica, sus posibilidades de renovación y su disponibilidad en todo el planeta, que permitiría a los países contar con sus propias fuentes de energía.
Aragón, núcleo de un gran descubrimiento
España, líder europeo en transición energética, reveló un impactante descubrimiento, con el potencial de cambiar el curso en materia de combustible renovable, y el del continente. En pleno corazón de Aragón, el yacimiento Monzón-Huesca descansa custodiado por los Pirineos.
Definido como «la primera reserva de hidrógeno natural» de Europa, el contenido del megayacimiento sorprendió a los geólogos al tratarse de hidrógeno que no requiere atravesar por el proceso de electrólisis para convertirse en «verde«.
De esta manera, el hallazgo daría cuenta de la capacidad de la naturaleza de proveer el combustible, echando por tierra la creencia de que solo podría obtenerse por intervención tecnológica. Con su lecho de arena de características porosas, y su sellado de capas de sal, la zona de Monzón reúne las condiciones ideales para la producción natural del «hidrógeno dorado».
El proyecto Helios de Aragón
En provecho del descubrimiento, la compañía Helios Aragón, encabeza por expertos en geología, ya comenzó con las pruebas de extracción, siguiendo la meta de comercializar el producto a partir de 2028. Según El Confidencial, el proyecto, que supondría una inversión de 900 millones de euros, generaría centenares de puestos de empleo directos en la provincia de Huerta.
Sin embargo, existe un obstáculo: la legislación española aún limita las maniobras de extracción, dando cuenta de la necesidad de que los gobiernos actualicen sus cartas legislativas para que las leyes reflejen las necesidades y demandas reales de la época actual.
De superarse los escollos burocráticos, el pleno aprovechamiento del recurso sentaría un precedente histórico en el desarrollo de la energía renovable, aportando una alternativa más para dejar en el pasado a los hidrocarburos.
