Unos ensayos con suelo helado de Alaska indican que comunidades microbianas muy antiguas se reorganizan al descongelarse y reactivan su metabolismo. La consecuencia preocupa: más CO₂ y metano podrían llegar a la atmósfera si los veranos del Ártico siguen alargándose.
Microorganismos atrapados en el permafrost profundo pueden volver a funcionar cuando sube la temperatura. Con el tiempo, consumen carbono orgánico y generan gases.
El permafrost profundo de Alaska guarda carbono y microbios desde milenios
Las muestras se recogieron en un túnel de investigación cerca de Fairbanks, donde el subsuelo conserva capas congeladas desde hace miles de años. Estos suelos almacenan una cantidad enorme de carbono orgánico, aproximadamente el doble que el que hay hoy en la atmósfera.
El detalle clave no es un día caluroso, sino un deshielo que dura semanas. ¿Qué pasa cuando ese calor se repite y la temporada templada se estira?
El experimento a 4 ºC y 12 ºC revela un arranque lento y luego cambios bruscos
Para evitar cambios por el contacto con el aire, las muestras se mantuvieron con oxígeno mínimo y se incubaron durante medio año a 4 ºC y 12 ºC. Para detectar qué células se activaban de verdad, se usó deuterio, un marcador para ver crecimiento y reparación celular. Antes de seguir, este esquema resume lo observado:
| Momento del ensayo | Señal dominante | Lectura rápida |
|---|---|---|
| Inicio | Actividad mínima | Respuesta lenta |
| Meses intermedios | Reorganización | Menos diversidad |
| Final | Biofilms | Mayor eficiencia |
Hacia el sexto mes, las comunidades perdieron diversidad, se reordenaron y formaron biofilms, una capa que facilita el trabajo en grupo y acelera el metabolismo.
Por qué el deshielo prolongado puede disparar CO₂ y metano desde el suelo helado
Durante el primer mes, la renovación diaria era muy baja, entre el 0,001% y el 0,01% de las células. Ese retraso explica por qué un episodio puntual no dispara emisiones por sí solo. El riesgo crece cuando el suelo permanece templado el tiempo suficiente como para superar esa fase lenta.
Además, al descongelar pueden liberarse gases antiguos atrapados en el hielo, no solo gases producidos en ese momento. Separar ambos orígenes es esencial para interpretar mediciones de campo. Las conclusiones más claras, en pocas líneas:
- Reactivación de microbios tras decenas de miles de años congelados.
- Periodo de adaptación, seguido de actividad acelerada.
- Potencial de transformar carbono orgánico en CO₂ y metano en meses.
- Posible retroalimentación climática si el deshielo se prolonga.
En conjunto, el estudio apunta a que la duración del deshielo pesa más que un pico aislado de calor.
Qué significa este hallazgo para modelos climáticos y planificación en regiones árticas
El estudio se hizo con un número limitado de muestras y en una sola ubicación, por lo que otras zonas del Ártico pueden comportarse distinto. La pista para los modelos es directa: si el permafrost profundo pasa más tiempo en condiciones de deshielo, los microbios podrían entrar en plena actividad dentro de la misma temporada.
En Alaska, gran parte del territorio se asienta sobre permafrost, lo que afecta a infraestructuras y ecosistemas. Mejorar mapas del hielo subterráneo y combinar mediciones de profundidad de deshielo, flujos de gases y marcadores isotópicos será clave para anticipar cambios.








