El panel solar es el componente más importante de todo sistema fotovoltaico y la naturaleza tiene dentro de ella un equivalente a este, por lo menos en su forma, que además se puede decir que está vivo. Este dispositivo posee unas características que son únicas, como lo es su alta transparencia, que lo hace tener una eficiencia superior por lo que es muy potente. Veamos cómo es esto.
¿En qué consiste un panel solar y por qué lo relacionamos con los seres vivos?
El panel solar fotovoltaico es un elemento que convierte la energía de los rayos solares que inciden sobre él en electricidad del tipo continua, la cual se transforma para ser utilizada por aparatos convencionales. Este proceso se caracteriza por ser muy sostenible, ecológico y libre de emisiones de gases de efecto invernadero. El mecanismo se basa en el aprovechamiento del efecto fotovoltaico de las células que lo forman.
En cada una de ellas, los rayos solares provocan el movimiento de electrones para generar una pequeña corriente eléctrica, por lo que son conectadas en serie para alcanzar voltajes que sean útiles. Los módulos solares poseen diferentes componentes colocados en forma de capas para garantizar la protección de estas células y de sus conexiones. Su vida útil es muy larga, pudiendo llegar a los 30 años. Pero ahora ha aparecido algo muy semejante a los que vemos en el mundo real
El módulo fotovoltaico que esconde la naturaleza
La flor de loto es considerada el panel solar que esconde la naturaleza y así lo ha descubierto un equipo de investigadores del Centro Nacional de Energías Renovables de la Universidad Pública de Navarra. Es por ello que dicho grupo han creado una estructura de tamaño nanométrico que imita la forma de esta planta, la cual es colocada superficialmente sobre la cara externa del vidrio protector de estas piezas.
Haz de saber que el vidrio, además de servir de protección mecánica a las celdas fotovoltaicas, sus interconexiones y demás partes, también da una mayor estabilidad y rigidez estructural (lo que los ayuda a operar en condiciones extremas como las alturas del Tíbet). Esta microestructura que se coloca en el vidrio incrementa su transparencia y le otorga mayor resistencia.
Igualmente, tarda más en transmitir el calor especialmente los días de mucho sol, de tal forma que prolonga la vida útil del módulo. Con esta innovación se pretenden resolver los problemas asociados al vidrio templado en uso por estos elementos los cuales perjudican su rendimiento y disminuyen su eficiencia, como la reflexión de la luz la cual no se aprovecha y que se debe corregir por lo menos en parte.
Para ello se aplican capas de pintura transparente antirreflejantes, lo que es muy costoso, por lo que con este material se reducen los precios de fabricación y, en consecuencia, para el consumidor final del panel solar. Por otra parte, también disminuye las pérdidas asociadas al calor producido por las mismas celdas debido al proceso de transformación energético esto porque el material tiene propiedades autorrefrigerantes.
La flor de loto como fuente de inspiración
Los pétalos de la flor son como un panel solar natural, ya que transforman la energía del sol en otra utilizable por la planta. Asimismo, es muy resistente a la abrasión y, aunque no evita que el sucio se acumule, es autolimpiante con las gotas de lluvia que se llevan el sucio gracias a su superficie, igualmente reduce el efecto de las partículas de polvo sobre el módulo, ya que aumenta la distancia entre ellos.
En conclusión, se ha inventado un material a partir de una planta natural conocida como flor de loto la que es equivalente a un panel solar vivo escondido por la naturaleza, con el mismo se incrementa la eficiencia y resistencia de estos componentes (aunque recientemente salieron al mercado unos módulos fotovoltaicos que son flexibles). Además, los hace más baratos al momento de fabricarlos.