Hace décadas, un ingeniero estadounidense propuso que la colocación de un panel solar en el espacio sería capaz de capturar la energía del sol de manera ininterrumpida, generando electricidad de forma continua. Hoy esa idea se ha hecho realidad a través de un experimento en que uno de estos dispositivos ha dado 38 000 vueltas a la órbita terrestre y sus resultados han sido insólitos. Veamos más de cerca.
El panel solar: una forma de obtener energía limpia
Este es un elemento que tiene la capacidad de convertir en electricidad la luz del sol. Está conformado por células fotovoltaicas hechas con materiales muy sensibles y que tienen propiedades especiales. Cuando los fotones de los rayos solares inciden sobre la superficie del módulo que contiene estas celdas solares, se liberan electrones que generan un voltaje eléctrico.
Esta electricidad crearía corriente del tipo directa, también conocida como continua, que tiene la propiedad de que puede almacenarse en baterías. Para convertirla en electricidad útil del tipo AC es necesario procesarla por medio de un equipo llamado inversor. Esta forma de generación de energía es sostenible y proviene de una fuente abundante, limpia e inagotable como es el sol.
Un experimento con módulos solares en el espacio
El 26 de septiembre del año 2016, un equipo de científicos de las universidades de Surrey y Swansea lanzaron al espacio un delgado panel solar en el interior del satélite inglés AlSat-1N. El mismo estaba conformado por un nuevo tipo de células fotovoltaicas llamadas Thin-Film Solar Cell (TFSC). El experimento debió tener una duración de un año, pero dio 38 000 vueltas a la Tierra.
Lo que quiere decir que estuvo más de siete años en el espacio (aunque se dice que hubo otra oscura razón gubernamental detrás de este experimento). Desde la fecha de su lanzamiento hasta su recuperación, este dispositivo estuvo generando energía y lo realmente asombroso es que este fino módulo fotovoltaico ha resistido sin problema ni signos de deterioro estar trabajando sin interrupción todo este tiempo.
Y sin sufrir afectación por las críticas condiciones térmicas del espacio exterior ni por las radiaciones solares, las cuales tienden a destruir casi cualquier material no protegido. Y es que estos elementos hechos de telururo de cadmio, por el equipo de científicos, tienen un diseño tal que los hace muy flexibles. Por ser muy delgadas, cubren una gran superficie.
Que es mucho mayor que si se utilizaran las celdas solares tradicionales. Por otra parte, son muy livianas por lo que los costes de lanzamiento por peso, generalmente muy altos, no se ven incrementados por lo que es una alternativa que es muy barata para emplearla en grandes proyectos en misiones espaciales donde se requiera una fuente energética que sea confiable, pero a la vez económica.
Por otra parte, el uso del panel solar en el espacio tiene muchas ventajas, entre ellas que no requieren limpieza constante para mantener su rendimiento. Su producción no está sujeta a variaciones climáticas o bloqueo solar por nubes, de hecho, como la incidencia solar es mayor, su eficiencia se ve incrementada además de que esta captura se hace las 24 horas del dia.
El futuro de la generación de energía solar en el espacio
Los resultados de este experimento con un panel solar abren las puertas a nuevas oportunidades para la generación de electricidad en el espacio de forma muy confiable. Con esta tecnología de células fotovoltaicas se podrán desplegar grandes parques fotovoltaicos espaciales para dar la energía limpia que necesita la Tierra. Esto con la construcción de un panel solar de muy bajo costo y que, a la vez, sea ligero.
En conclusión, con un experimento de enviar un panel solar al espacio se ha podido comprobar cómo, insólitamente, puede resistir las duras condiciones de este entorno trabajando de manera continua (este podría ser el sustituto de las velas de luz que usan las naves como propulsor lanzado por la NASA). Ahora queda por ver la masificación de esta tecnología.