Muchas veces nos olvidamos de elementos que son indispensables en nuestra preocupación por la consecución de otros que son escasos, pero este pequeño descuido puede costarnos caro, puesto que es posible que el mismo falte a tal punto de detener los avances tecnológicos. Es el caso de este mineral insustituible, el cual hemos obviado por la búsqueda de tierras raras y que, sin él, la transición energética resulta imposible de llevar adelante.
Los minerales y la transición energética
La transición energética es un proceso hacia el uso de fuentes que sean sostenibles, sin emisiones de gases de efecto invernadero y amigables con el ambiente. Este es uno de los pasos más importantes en la lucha contra el cambio climático y el calentamiento global. Pero para poderlo llevar adelante es necesario el uso de los llamados minerales críticos, entre los que se encuentran las tierras raras.
Y también de otros que, aunque no entren en esta clasificación, resultan indispensables. Todos en conjunto son necesarios para la elaboración de equipos y componentes para las renovables, como en la construcción de baterías recargables, coches eléctricos, turbinas eólicas, módulos solares e, incluso, los conductores que son un componente muy simple pero que sin ellos no sería posible la transición.
El material del que el mundo se ha olvidado
En realidad, el mundo no se ha olvidado de este elemento clave para la transición aunque a otros minerales se les ha dado mayor atención por ser más escasos, como lo son las tierras raras, el litio, el níquel y muchos otros. Pero del que estamos hablando es mucho más humilde, se trata del cobre que, a pesar de que hubo un tiempo en que se conseguía en el mercado por unos precios irrisorios, hoy en día esto cambió.
Porque su suministro presenta algunos problemas graves que comprometen su disponibilidad (aunque se está estudiando el barro como su sustituto pero habrán de pasar muchos años para su aplicación, si es factible). Esta afirmación se desprende de los datos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA) que dice que a partir del año 2035 se podría dar un déficit de cobre por no haber explorado ni hallado nuevos yacimientos.
Por otra parte, más del 70 % de la producción y procesamiento del cobre está bajo el dominio chino, quien también elevó su demanda un 3 % en el 2024 por la construcción de nuevas redes de transmisión y distribución eléctrica en su territorio. Asimismo, el 8 % de los filones de este metal a nivel mundial no pueden ser explotados por encontrarse en zonas que sufren de sequías e inundaciones en la actualidad.
Esto afecta directamente a la transición energética ya que el crecimiento de instalaciones para la producción, refinación y procesamiento ha estado muy por debajo del de otros elementos como el níquel, las tierras raras y el litio. Por esta razón se ha hablado de que lo hemos olvidado, aunque repetimos que esto no es así, pero si le hemos dado prioridad a otros minerales considerados críticos.
Y no solo es el cobre el que puede faltar
Además del cobre, más del 50 % de los minerales críticos que son indispensables en el proceso de transición energética están en manos chinas, por lo menos en lo referente a la industria de la refinación y procesamiento para 19 de los 20 que son medulares y que incluyen el galio, litio, telurio, etc. y, por supuesto el cobre. Se ha transformado en un cuello de botella que se hace muy difícil de superar sin el apoyo de todos los países.
En definitiva, por ser el cobre más común se le ha prestado más atención a otros minerales como las tierras raras y el litio, pero igualmente es indispensable para la transición (China ha descubierto un megayacimiento de este metal que podría ser el más grande del mundo). De paso, el gigante asiático concentra casi el 70 % de la industria refinadora y de procesamiento.