Este año 2025 se perfila como muy difícil para la energía verde y la lucha contra el cambio climático. El alejamiento del planeta de la meta de 1,5 grados Celsius como límite del calentamiento global y las políticas contra las energías alternativas de Donald Trump las ponen en una situación muy comprometida.
La posición de Donald Trump respecto a la energía renovable especialmente la eólica
Es bien sabido que Trump está en contra de las energías renovables y así lo manifestó varias veces en su campaña electoral y se espera que desde el mismo inicio de su periodo presidencial tome las acciones prometidas. En sus declaraciones dijo que solicitó a sus colaboradores el diseño de una política específica.
En la que, según sus palabras, “no se construyan molinos de viento”. En este sentido, el presidente de los Estados Unidos ha repetido en varias oportunidades que el cambio climático es un engaño además de decir que los aerogeneradores son muy caros y causan cáncer, además de ser una amenaza para las ballenas y las aves.
El plan del presidente de los Estados Unidos para frenar las inversiones en energía eólica
Como consecuencia de sus creencias infundadas sobre la energía eólica, Trump tiene un plan de varios puntos para detener las inversiones en este sentido. Uno de ellos es atacar algunas políticas que han sido medulares en el crecimiento de esta renovable, como la Ley de Reducción de la Inflación (IRA por sus siglas en inglés).
Esta iniciativa fue implementada por la administración Biden en 2022 y favoreció un incremento en las inversiones en energía ecológica por una cantidad de 488 millones de dólares. De acuerdo a la consultora Bernstein, este dinero fue invertido en la construcción de parques eólicos en un periodo de apenas dos años.
Esta posibilidad de que se derogue la IRA ha provocado una caída en los mercados bursátiles (similar a lo que ocurrió en España cuando se anunció el destierro de la energía eólica). Así, por ejemplo, el índice iShares Global Clean Energy ETF tuvo una bajada del 10 %, solo dos semanas después de su elección.
Con este panorama tan incierto, diferentes empresas dedicadas a la energía eólica terrestre y marinas como la noruega NEL y la danesa Orsted tuvieron una caída brutal en sus acciones del 20 %. Aunque otras experimentaron caídas que no fueron tan grandes, pero que igualmente significaron grandes pérdidas.
Entre ellas están las que tienen mayores intereses e inversiones en suelo estadounidense como lo son Iberdrola de España, la británica National Grid y Next Era Energy que pertenece a los propios Estados Unidos. Sin contar con aquellas de capital mixto es decir, que son parcialmente privadas como las alemanas y holandesas.
Pero también hay la posibilidad de que Trump en su empeño de disminuir los costos energéticos y al estar en contra de los generadores marinos podría decidirse a apoyar otras fuentes energéticas que resultarían más baratas que las de origen fósil y gas natural. Como la energía fotovoltaica que no depende de subsidios.
Pero hay un factor que podría influir en un cambio de opinión de la nueva administración de los Estados Unidos
Una de las primeras presiones que recibirá Trump es la gran demanda eléctrica de las gigantes tecnológicas como Microsoft, Apple, Google, Amazon, etc. para el desarrollo de su Inteligencia Artificial. La misma solo se podría satisfacer, en el corto plazo, con energías verdes como la solar y la eólica terrestre.
En resumen, Trump está en contra del objetivo más ambicioso del mundo en lo que se refiere a la energía eólica (así como España dejó en vilo a Europa al cargarse esta fuente energética). De hecho, ya tiene un plan para que no lo logremos, esto lo haría frenando las inversiones proyectadas en este sentido.