Uno de los peores temores de la humanidad es sufrir las consecuencias de la radiactividad, un riesgo que ahora está presente, y con mucha razón, en Ucrania. Donde se teme que ocurra una catástrofe nuclear de consecuencias inimaginables dentro de poco tiempo, si el mundo no hace algo ya para detener esto.
Ucrania enfrenta la guerra y un gran riesgo nuclear
La invasión rusa a Ucrania tiene a la población de ese país sufriendo las consecuencias de esa guerra desde hace tres años, en una situación muy complicada. Y con la llegada del invierno, los ataques contra ese país se han agudizado aún más, y están afectando de forma malintencionada a todo su sistema eléctrico.
La finalidad de esa ofensiva es empeorar sus condiciones en esta época, pero ahora se suma a eso un nuevo peligro. Se trata del riesgo de causar daños importantes a las centrales atómicas, pues al quedar sin electricidad no se puede refrigerar el combustible, y esto puede llegar a liberar una alta cantidad de radiación.
La destrucción del sistema eléctrico puede dejar escapar radiactividad
La guerra es un evento que solo trae pérdidas y penalidades a los seres humanos que viven en la zona afectada. En el caso específico de Ucrania, sus habitantes ya casi tienen tres años viviendo esa situación, y esto empeora porque ahora se incrementa el riesgo de una catástrofe nuclear similar a la de Chernóbil.
Un antecedente importante de este problema fue lo ocurrido al inicio de la guerra, cuando Rusia atacó y tomó la planta atómica de Zaporiyia (ZNPP), causando mucho temor en la población. Ahora está en modo apagado, y sigue en manos de los rusos, pero persiste el peligro de un incidente grave en algún momento.
Porque el combustible puede emitir radiación e incrementar la posibilidad de desarrollar cáncer. Sin embargo, en los últimos días hubo una escalada de ataques muy importante contra el sistema de energía eléctrica de Ucrania, que tiene un rol de gran importancia en el buen desempeño de cada central nuclear.
Pues es a través de la electricidad que se puede mantener la actividad de los diversos sistemas de refrigeración que se encuentran en los reactores (la situación se agrava con la crisis energética de este país). Y esto impide la salida de radiación tanto de los núcleos activos como del combustible que ya está gastado.
El mundo conoce la situación crítica que existe en ese país, donde el 80% de sus redes energéticas han sido destruidas por los rusos, es decir, que ya no quedan térmicas, y solo sobrevive algo de la hidroeléctrica. Lo peor es que, ante una catástrofe nuclear, la radiactividad no solo se va a quedar dentro de un país.
La refrigeración de las centrales atómicas está en peligro
Los constantes ataques de Rusia contra la infraestructura eléctrica de Ucrania no solo complicarán el invierno a sus habitantes, sino que también ponen en peligro sus centrales atómicas. Pues estas solo podrán mantener la refrigeración durante un máximo de 10 días con recursos como las baterías o los generadores a diésel.
Ante este problema, Greenpeace ha hecho un llamado a los integrantes del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) para que envíen una misión que proteja la red eléctrica de Ucrania. Ya que, si no se mantiene la temperatura adecuada en sus plantas, el mundo enfrentará una catástrofe nuclear inminente.
En conclusión, los ataques rusos contra el sistema eléctrico de Ucrania no solo afectan a la población, sino que ponen en riesgo las centrales atómicas, pues sin esa energía, no pueden seguir refrigerando sus reactores (como este país que retrocedió 40 años). Esta situación puede causar una catástrofe nuclear afectaría al mundo.











